Bienvenido Mr. Bin
Es incomprensible que la captura de los demonios menores del eje del mal se publicite por doquier, y en cambio la captura del que fuera el más buscado, no se emita bajo la excusa de que no querían que se enterrase el cadáver.
Es incomprensible que la captura de los demonios menores del eje del mal se publicite por doquier, y en cambio la captura del que fuera el más buscado, no se emita bajo la excusa de que no querían que se enterrase el cadáver.
Un satélite emite cientos de veces las imágenes de los asesinatos de Saddam Hussein, Gaddafi o Ceausescu. ¿Quién no se acuerda de los fusilamientos y la horca en nombre de la falsocracia imperialista? Por si acaso Hollywood se encarga cada viernes de recordar quienes son los malos. Incluso los niños que hayan visto ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’, saldrán cantando el himno USA y odiando a los rusos, que aunque ya no son comunistas, representan una amenaza a los valores del Capitán América porque intentan controlar los países del Este, Ucrania y Transnistria.
Libros, películas, entrevistas con los del operativo ‘Lanza de Neptuno’ en Pakistán son parte de la mentira, no muy diferente del efecto que se consigue con esos films. Las respuestas de periodistas independientes a los militares son contradictorias y no se ponen de acuerdo ni siquiera en quien fue el que le disparó.
Es incomprensible que la captura de los ‘demonios menores’ del eje del mal se publicite por doquier, y en cambio la captura del que fuera el más buscado, no se emita bajo la excusa de que ‘no querían que se enterrase el cadáver’, ‘no querían un lugar de peregrinación’.
Y ahora resulta que Bin Laden leía a Noam Chomsky, lo dice el Director Nacional de Espionaje. Lo que me sorprende es que no hayan encontrado algún libro de Lenin, o quizá un cuadro con una foto de Pablo Iglesias jugando a fútbol con la camiseta republicana. Sería la evidencia clave para enviarlo a juicio por ‘extremista-hippie’.
El fundador de Al Qaeda se afeitó la barba, consiguió millones de dólares a cambio del exilio, un pasaporte americano con una nueva identidad y se pasea por las calles de Paris. Si son capaces de identificarle no olviden emular a los de Villar del Río: ¡¡Bienvenido Mr. Bin!!