La española inglesa
Esperanza Aguirre es nuestra española inglesa, de la rama liberal del PP dicen, y ahora quiere refundar su partido tras la debacle de las elecciones locales y regionales.
Esperanza Aguirre es nuestra española inglesa, de la rama liberal del PP dicen, y ahora quiere refundar su partido tras la debacle de las elecciones locales y regionales.
Así tituló Cervantes una de sus Novelas ejemplares, verdadero monumento a la racionalidad antropológica en tiempos de metafísica. Cervantes no es universal por las razones que aducen sus comentaristas habituales, sino porque como dice Gustavo Bueno, el Imperio Español fue el primero de la historia que no sólo se declaró universal sino que llevó a la práctica efectiva sus planes y programas católicos; y Cervantes no puede entenderse fuera del ámbito del Imperio Hispánico.
Esperanza Aguirre es nuestra española inglesa, de la rama liberal del PP dicen, y ahora quiere refundar su partido tras la debacle de las elecciones locales y regionales. Su gestión al frente de Madrid fue en general positiva, convirtiendo a la región en la locomotora económica de España, pero ella se mira en el espejo de Inglaterra, enemigo histórico de España. Y su anglofilia se ve reflejada en la inmersión educativa en lengua inglesa y en la plaza que dedicó a Margarita Thatcher en Madrid, la misma que la hija del carnicero bromeó con bombardear.
Cierto es que con ella el PP quizás mostrase más fortaleza ideológica y menos maricomplejines, pero seguramente trataría de enmascarar una solución a la discriminación del español en Cataluña y otras comunidades autónomas con la inmersión en inglés. Su gusto por todo lo británico la cualifica más bien para dirigir un país de la Commonwealth y no una nación política como España, generadora de otras naciones políticas, y no de sistemas de extracción de recursos.
El anglófilo se ha tragado enterita la Leyenda Negra antiespañola que los ingleses ayudaron a atizar, hasta la última cucharada. Y así no es posible entender nuestra historia, nuestra situación política, ni entender a Cervantes con quien comencé este artículo.
A un PP por ella refundado sólo queda decirle: Disuélvanse.