Euroescepticismo UK
Una hipotética salida del Reino Unido supondría el primer precedente de una salida consensuada por parte de un país miembro de la Unión.
Una hipotética salida del Reino Unido supondría el primer precedente de una salida consensuada por parte de un país miembro de la Unión.
La victoria del Partido Conservador en las recientes elecciones generales celebradas en el Reino Unido ha supuesto la reelección de David Cameron como primer ministro. Los resultados obtenidos (331 de 650 asientos en la Cámara de los Comunes) suponen un gran espaldarazo a sus políticas y una consolidación de su modelo económico, basado en los principios de austeridad.
Pero más allá de sus políticas económicas, el recién estrenado mandato seguirá siendo para el país un enorme desafío político, al igual que lo fue el anterior con el referéndum escocés del año 2014. Primeramente porque el primer ministro plantea la sustitución del actual sistema electoral por otro que permita una representación más justa de las minorías. Aunque, sin duda alguna, el gran desafío es la propuesta de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE.
Las relaciones entre el Reino Unido y Europa son, cuando menos, complejas. La ex primera ministra, Margaret Thatcher (1979-1990), propuso un modelo de Europa basado en la agregación de los actuales Estados-Nación, en oposición al modelo de Europa federal. Actualmente, todos los principales partidos cuentan, en mayor o menor medida, con corrientes euroescépticas e incluso eurófobas, como ocurre en el caso del Partido de la Independencia (UKIP). Precisamente este partido y su éxito electoral recurrente en varias citas electorales de los últimos años, ha provocado la reacción del ala más euroescéptica del Partido Conservador en un intento a la desesperada por contrarrestar a UKIP.
La Reina Isabel II ha anunciado esta semana, en su tradicional discurso, las principales medidas y objetivos del nuevo mandato del primer ministro David Cameron. Entre ellas, claro está, la propuesta de referéndum sobre la permanencia del país en la UE. Cameron ha intentando allanar el camino al SÍ planteando a Europa una serie de exigencias previas. Sin embargo, la UE ya ha anticipado el rechazo a las mismas, lo que apunta a que el referéndum se celebrará según los acuerdos actuales. Pero esto no parece una buena noticia para los europeístas, ya que varios sondeos publicados apuntan abiertamente a una victoria del NO.
Una hipotética salida del Reino Unido supondría el primer precedente de una salida consensuada por parte de un país miembro de la Unión. Las consecuencias para el país no estarían claras. Los europeístas advierten de que una hipotética salida llevaría al país a un ostracismo que iría más allá del período de dos años habido entre la aprobación del resultado del referéndum y la salida formal del país. Este período de ostracismo iría acompañado previsiblemente de una fuga masiva de capitales de empresas y entidades bancarias, lo que supondría un proceso de grandes costes económicos. Esto sería más acusado, aún si cabe, en el caso del Reino Unido, donde su capital (Inner London) es actualmente la región más rica de Europa y una de las principales sedes internacionales de los más importantes bancos del mundo, entre ellos más de 250 de fuera. La primera amenaza al referéndum británico la ha lanzado el banco HSBC, con sede en Londres, anunciando que en caso de una hipotética salida, trasladaría su sede a Hong Kong.