La segunda venida de los barbudos

Terroristas el Estado Islámico se introducen en Europa como refugiados de la guerra de Siria o del caos desatado por la Primavera Árabe (lo de “Primavera la sangre altera” empieza a ser una broma de dudoso gusto).

En los 60 y 70, la amenaza de los barbudos estaba representada por los hijos putativos de Carlos Marx en Hispanoamérica. El hecho de que los representantes de la 6ª generación de izquierda, la asiática, sean barbilampiños, los condenó a seguir sobrellevando la imagen terrible de la coleta del chino asomando por los Urales –aunque ya Mao se hubiese cortado el pelo a la romana–, por lo que el barbudo comecuras se quedó como un producto genuino americano.

Caída la Unión Soviética y reducido a la decrepitud y la incompetencia el marxismo hispanoamericano, una nueva amenaza barbuda asoma, pero no ya tras los Urales ni escondida entre los bosques tropicales, sino entre nosotros, camuflados entre la insidiosa densidad ideológica del buenrollismo, la Alianza de Civilizaciones y el flowerpower islamófilo de buena parte de la población europea.

Terroristas el Estado Islámico se introducen en Europa como refugiados de la guerra de Siria o del caos desatado por la Primavera Árabe (lo de “Primavera la sangre altera” empieza a ser una broma de dudoso gusto). Europeos se convierten al Islam y se unen a las filas del Estado Islámico, el 60% de sus tropas según el gobierno iraqí. La población musulmana crece sin parar, mientras que la europea lleva tiempo en niveles donde ya no se podrá reponer la población futura.

En el siglo XVI, fueron la armada y los tercios españoles los que mantuvieron a raya al Islam, mientras el resto de países europeos se preparaba para asaltarnos. En el siglo XXI, España ya no es el muro de contención sino la autopista de entrada de los nuevos barbudos.

Los musulmanes se preparan para la invasión y la guerra, mientras España se prepara para la Revolución Chiripitifláutica. Y lo que te rondaré, morena.