Proteger a nuestros hijos más que a nuestros gatos

Tú crees que las vacunas no son buenas. Que no sirven. O peor aún, que son malas, que hay una conspiración de las empresas farmacéuticas, los gobiernos, y los médicos para ganar dinero aunque sea a costa de envenenar a la población. Y como tus hijos son tuyos, y los quieres, no les vacunas. Todo muy natural.

Defiendo como valor máximo la libertad individual. La posibilidad de elegir. Bien o mal, porque elegir quiere decir que puedes acertar o no. Y eso teniendo en cuenta que no siempre se sabe qué es acertar.

Pero esa libertad tiene siempre un límite fácil de encontrar, accesible, definible y claro: los demás.

Tú crees que las vacunas no son buenas. Que no sirven. O peor aún, que son malas, que hay una conspiración de las empresas farmacéuticas, los gobiernos, y los médicos para ganar dinero aunque sea a costa de envenenar a la población. Y como tus hijos son tuyos, y los quieres, no les vacunas. Todo muy natural.

Hay al menos dos problemas. El primero que, aunque tus hijos sean tuyos, el estado vela porque no se haga daño a nadie, especialmente a menores de edad. Y podría ocurrir que, en cumplimiento de su obligación, considere que no vacunar de una enfermedad potencialmente mortal, y que podría provocar enfermedad y muerte en otros es una actitud perniciosa para un menor que no puede opinar. Y además que puede provocar un problema de salud pública en la comunidad.

Por si fuera poco, a tu hijo le llevas al colegio. Y al Parque de Atracciones. Y esta con otros niños. Juega con ellos, se sienta con ellos, pasea con ellos. ¿No sería lógico que los padres de los compañeros de tu hijo tuvieran que saber si tu hijo está vacunado o no?

Me decía hoy mi sobrino que un conocido suyo quiere llevar un par de cabras a un terreno que tiene a las afueras de Madrid, y le exigen certificados y vacunaciones obligatorias. Todo el que tiene un perro, un gato, o un pato sabe que hay vacunas obligatorias, para defender al resto de animales de su especie. Y resulta que la vacunación de los niños no es obligatoria.

Ahora que tanta sensibilización hay sobre el tema, si existiera vacuna para el ébola y en España hubiera casos, ¿sería obligatoria la vacunación?

Por más que bufetes de abogados interesados en representar a presuntos afectados insistan, no hay efectos secundarios significativos en ninguna de las vacunas recomendadas dentro del calendario vacunal, ni en el resto de las que se ponen de forma más o menos oficial.

Hoy es pronto para tomar decisiones precipitadas. Pero no es mal momento para empezar a plantearnos estas y otras preguntas.

Proteger a nuestros hijos debería ser más importante que proteger a perros, gatos, cabras o vacas. No tengo claro si lo es hoy.