El contexto es de izquierdas
O dicho de otro modo, cabe contextualizar si eres de izquierdas, pero si eres de derechas prepárate.
O dicho de otro modo, cabe contextualizar si eres de izquierdas, pero si eres de derechas prepárate.
A todos nos han contado alguna vez un chiste racista, sexista, o de muy mal gusto. Algunos de nosotros habremos contado más de uno. ¿Eso nos convierte en personas insensibles, despreciables y abominables? No. Es aquí cuando entra el famoso contexto. En contexto todo es defendible, desde pitar al himno español en la final de la Copa del Rey hasta bromear sobre las niñas de Alcasser e Irene Villa y sus desgracias en un mismo tuit. Eso sí, que nadie se acuerde de las madres de los aficionados del equipo contrario en ningún campo de fútbol porque en ese caso se impondrán multas y se cerrará el campo.
Como decía ayer una tuitstar (@barbijaputa) “La diferencia suele radicar (y pocas veces falla esto) en que la izquierda dice las cosas de broma y la derecha lo dice en serio”. O dicho de otro modo, cabe contextualizar si eres de izquierdas, pero si eres de derechas prepárate. En primer lugar, acogerse a esa distinción – después de todo lo que hemos visto a lo largo de la historia de la humanidad – es ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. En segundo lugar, cuando hablamos de Twitter, debemos ser conscientes de que es una red social donde antes o después todos caemos en un renuncio. La clave está en el precio que se paga en función de la ideología del que cae en el renuncio.
De manera que si alguien escribe en Twitter que estás diciendo: “Ocurren tres cosas cuando están en un laboratorio: te enamoras de ellas, se enamoran de ti, y, cuando las criticas, lloran” y eres un Premio Nobel de Medicina deberás dimitir, o dicho de otro modo, probablemente serás de derechas y el contexto no estará de tu parte.