Una familia real
Ya no habrá más cenas de Nochebuena con toda la parentela, pero eso ocurre en muchos hogares españoles. Por esta vez la Familia Real es una familia real, de realidad.
Ya no habrá más cenas de Nochebuena con toda la parentela, pero eso ocurre en muchos hogares españoles. Por esta vez la Familia Real es una familia real, de realidad.
Cierto es que la infanta Cristina no ha sido condenada por un tribunal. Es, por tanto, inocente de cualquier fechoría. Pero su conducta no ha sido nada ejemplar. No digamos la de su marido. Han utilizado su privilegio para distraer dinero público de una forma sistemática, continuada. Eso es una vileza. No hace falta que lo digan los jueces.
Tarde llega la decisión del Rey de quitarle el título nobiliario a Cristina, pero es la correcta. Ya no habrá más cenas de Nochebuena con toda la parentela, pero eso ocurre en muchos hogares españoles. Por esta vez la Familia Real es una familia real, de realidad.
Para mí que Felipe VI en esta ocasión se ha quedado corto. Debería haber excluido a su hermanica de la lista de sucesión a la Corona (aunque en España no haya coronación sino juramento de las leyes). Ignoro cómo se lleva a cabo tal cosa jurídicamente, pero el pueblo lo entendería muy bien. Cada vez se ven más banderas republicanas en España y se abuchea públicamente el himno nacional. Y no pasa nada. Se imponen gestos de firmeza por parte del Rey, en un momento en el que la política se tiñe de rojo y morado.
El Rey puede ser una figura decisiva en una España que se nos ha hecho ingobernable. Ese nuevo papel se necesita precisamente porque no hay un partido monárquico ni nada que se le parezca. Estamos ante el primer Rey en dos siglos que no ha venido del exilio o no ha partido para él. Es también el primero suficientemente preparado por sus estudios y por la ausencia de cortesanos que le regalen yates o cacerías. Con tantos palacios históricos como tenemos en España, el Rey vive en un “hotelito”, que dicen en Madrid.