Memorias de un parado
En Estados Unidos la familia Bush busca perpetuarse en el poder, aunque sea alejando su apellido. En Estados Unidos será el mejor país para vivir en las décadas venideras. Es como ese seguro que mañana no llueve cuando sabes que lo hará.
En Estados Unidos la familia Bush busca perpetuarse en el poder, aunque sea alejando su apellido. En Estados Unidos será el mejor país para vivir en las décadas venideras. Es como ese seguro que mañana no llueve cuando sabes que lo hará.
No nos gustó lo que nos dejó. Lo cambiamos por algo más light, más “progre”. Del “Yes we can” al Podemos español. Del ocaso del partido azul, de la era belicista a otra que también lo es pero enmarcada en un Nobel. En frases tan duras que es mejor soltar como una broma, pero sin saber si en el fondo lo piensa o es para hacerse el gracioso, para sentirse diferente al resto. Y acaban en la misma guillotina que proclamaban. ¡Ups! Entré en el juego mediático. ¿O entraron ellos?
En Estados Unidos la familia Bush busca perpetuarse en el poder, aunque sea alejando su apellido. “En Estados Unidos será el mejor país para vivir en las décadas venideras”. Es como ese “seguro que mañana no llueve” cuando sabes que lo hará. El talante político se hereda, pero las épocas no. ¿Pero lo hará peor que Obama? ciudadanos perdidos.
Jeb Bush también ha sufrido aquello de “por la boca muere el pez”. Del “deben reconstruir su vida, conseguir un marido, un trabajo” sobre las mujeres, las que viven de subsidios. Ni ellas ni los hombres deben vivir del Estado si están capacitados para no hacerlo. Si las mujeres quieren marido, los hombres mujer. O mujer con mujer. Y lo mismo sobre los hombres. No es caer en feminismo. Es no hacerlo en el machismo.
También aciertos: “El presidente está ocupado en su segundo mandato en afrontar el hecho de que no hizo nada de lo que se propuso durante el primero”. El demócrata se desinfla como lo hará Podemos, porque la perfección no existe. Prometió tanto que se quedó en chasco.
Todos queremos cambios. Los americanos, un 52% frente al 49% que prefiere a Obama. Los españoles, franceses, italianos. Los inmigrantes buscan su sitio allí. Aquí los parados de los que tanto hablamos hace unos años y que ahora trabajan un día sí, un día no. Lo que ninguno quiere es perder la estabilidad democrática que tanto lucharon nuestros padres. Pero parece que hemos perdido la memoria.