Diálogo entre adultos
Hagamos los españoles de la necesidad virtud. Grecia va por delante de lo que supondría en España el posible triunfo de Podemos en las elecciones generales. Esperemos que la hecatombe helénica nos sirva de vacuna.
Hagamos los españoles de la necesidad virtud. Grecia va por delante de lo que supondría en España el posible triunfo de Podemos en las elecciones generales. Esperemos que la hecatombe helénica nos sirva de vacuna.
En su día anticipé en este cuarto a espadas que Grecia dejaría de pagar las deudas y que se saldría de la Unión Europea. No hay otra solución, por dolorosa que parezca. Es el epítome del fracaso que supone el Estado de bienestar cuando se estira hasta la imposible. Simplemente, Grecia no puede pagarlo. Los acreedores claman por “un diálogo entre adultos” con los negociadores griegos. Habrá nuevas moratorias, pero el destino está escrito en las entrañas de las aves sacrificadas al efecto.
Hagamos los españoles de la necesidad virtud. Grecia va por delante de lo que supondría en España el posible triunfo de Podemos en las elecciones generales. Esperemos que la hecatombe helénica nos sirva de vacuna. ¿Qué no se puede ser tan alarmista? “Sí, se puede”, como reitera el pueril voluntarismo de los “podemitas”.
A Grecia no le queda más salida que volver a ser una especie de protectorado de Turquía o de Rusia, dos países de los llamados emergentes. Me inclino más por la nueva hegemonía de los rusos. Los cuales necesitan imperiosamente salir al Mediterráneo, ahora tachonado de bases norteamericanas. El primer paso ya está dado: un oleoducto desde Siberia a Grecia. Seguirá la base de El Pireo.
También es triste este inevitable desgajamiento de Grecia de la Unión Europea. Si se repasa lo escrito en los párrafos anteriores, se verá que abundan las voces que proceden directamente de la lengua griega. En español se dijo alguna vez “gringo” para indicar el habla anglófona de los norteamericanos. Se quería decir que “griego” significaba lo ininteligible. Pero la fonética helénica resulta familiar para un español, por lo menos comparada con la anglicana. Hace 25 siglos las colonias de la Hélade se instalaron en la costa ibérica mediterránea. Somos lejanos parientes.