Guillermo Zapata: Más allá de la ley
La sociedad en su conjunto debe exigir de todo representante político y, por encima del sentimiento de humillación que para cada víctima le produzca aquellas publicaciones, una cosa fundamental: Respeto y ejemplaridad.
La sociedad en su conjunto debe exigir de todo representante político y, por encima del sentimiento de humillación que para cada víctima le produzca aquellas publicaciones, una cosa fundamental: Respeto y ejemplaridad.
Han pasado ya unos días desde la polémica suscitada por los tuits que publicó el edil del Ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata.
Para las cosas importantes de la vida, el tiempo, suele ser un buen aliado. Es recomendable tenerlo en cuenta como posible balanza para equilibrar entre las pasiones del presente y los argumentos que, a posteriori, nos pueden ofrecer las razones desde la perspectiva más sosegada. “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades” decía Miguel de Cervantes.
Parece obvio que los hechos sobre los que quedaron enmarcados aquellos tuits, sí tienen su importancia: El holocausto judío y el terrorismo de ETA.
Ahora, desde esa perspectiva que nos ofrece el tiempo, se puede realizar una valoración más sosegada de los hechos y de la conducta de este edil.
En efecto, así fueron los hechos y, sobre ellos, mi valoración.
Tras publicarse los comentarios de Zapata, muchas fueron las voces que pidieron su cese como concejal. La Comunidad Judía de Madrid, fue una de estas voces, que solicitó su inmediato cese por sentirse humillados y en representación de la memoria de las víctimas del holocausto judío.
Otras voces como la de Irene Villa, víctima del terrorismo de ETA manifestó, en cambio, no haberse sentido ofendida por esos “chistes de mal gusto” y que, en cualquier caso, “no hace daño quien quiere, sino quien puede”
Zapata, pidió perdón por aquellos tuits.
El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha citado a declarar, a instancias de la Fiscalía, en calidad de denunciado, a Guillermo Zapata, por un presunto delito de humillación a los víctimas, tipificado en el artículo 578 del Código Penal.
Ahora, la Justicia, será la que determine si los hechos y la conducta de Zapata son o no merecedores de condena penal.
Por otra parte, la sociedad en su conjunto debe exigir de todo representante político y, por encima del sentimiento de humillación que para cada víctima le produzca aquellas publicaciones, una cosa fundamental: Respeto y ejemplaridad, pues “No es digno de mandar a otros hombres aquel que no es mejor que ellos” (Ciro).