Rajoy, el fuerte
Esta es la política vieja. Rajoy utiliza el dinero de todos en su beneficio. Y, quizá, con esta medida esté lanzando un mensaje de que puede adelantar las lecciones a septiembre, lo cual dejaría a Mas y su convocatoria para el 27-S contra las cuerdas.
Esta es la política vieja. Rajoy utiliza el dinero de todos en su beneficio. Y, quizá, con esta medida esté lanzando un mensaje de que puede adelantar las lecciones a septiembre, lo cual dejaría a Mas y su convocatoria para el 27-S contra las cuerdas.
En la foto de Susana Vera, Mariano-se-fuerte-te-llamo-mañana besa a la vicepresidenta con gesto inerte. Ella le coloca su mano derecha a el sobre el hombro izquierdo. Ana Pastor, desdibujada, observa y sonríe. Porque le conoce. El mismo día que Bárcenas, en su escrito de defensa, acusa al PP de financiarse ilegalmente desde 1982 e implica como máximos responsables a Hernández Mancha, Fraga, Aznar y Rajoy, el actual presidente del Gobierno anuncia que desde este mes entra en vigor la rebaja del IRPF prevista para enero de 2016. Ole el arte.
Por vez primera, en un mismo año habrá dos tipos diferentes de IRPF. Pero claro, es año electoral, y agarrándose a que la economía va a crecer más de lo previsto, se marca esta rebaja fiscal vergonzante. Lo malo es que habrá quien compre esta mercancía averiada, este arrepentimiento a última hora tras tres años y medio de incumplimiento masivo de sus compromisos electorales esenciales.
Esta es la política vieja. Rajoy utiliza el dinero de todos en su beneficio. Y, quizá, con esta medida esté lanzando un mensaje de que puede adelantar las lecciones a septiembre, lo cual dejaría a Mas y su convocatoria para el 27-S contra las cuerdas.
Mariano, el fuerte, en la hora undécima. Cuando se ve con el agua al cuello, recurre al electoralismo chabacano. Se le ve el plumero. Solo le falta apuntarse a la plataforma anti desahucios. Y copiarle a Pablo Iglesias y Podemos sus primarias de pacotilla para volver a presentarse como cabeza de cartel. Aznar le eligió a dedo. Y el, Mariano, el fuerte, se va a designar a sí mismo. Así es este gallego, de Pontevedra.