¡Toma tu causa y corre!

Levanto la vista y veo a todos lo que estamos aquí, en la sala de espera, muchos no podemos correr. Ultimamente coincido con adolescentes en esta sala de espera, eso hace daño, dan ganas de salir corriendo.

Me permitirán que entre al trapo con los ángeles de Victoria, el color rosa y las carreras solidarias.

Me permitirán que sea cínica, resentida tal vez y que arremeta con los corredores de las causas.
Veo corriendo por mi ciudad a altos y bajos, peludos y depilados, maquilladas y gordas sudorosas que apenas levantan los pies del suelo, veo correr a gacelas eufóricas con medias fluorescentes y auriculares en ristre sudando al atardecer por el asfalto. Veo pedalear en grupo y a veces, corren delante de los toros. Pienso en todos ellos corriendo a favor de algo. Algo solidario, el cáncer por ejemplo, con camiseta rosa chicle chewin junior además, que chulo. Pienso en sus tendinitis y en el hielo sólido y sus zapatillas de última generación echas en China o en la India. También pueden correr contra la explotación infantil, claro que si!. Hay un día para cada una de ellas pueden elegir una y encontrarás detrás una carrera solidaria.

Levanto la vista y veo a todos lo que estamos aquí, en la sala de espera, muchos no podemos correr. Ultimamente coincido con adolescentes en esta sala de espera, eso hace daño, dan ganas de salir corriendo.

A nosotros nos gustaría ir en la vanguardia de la carrera, pero no contra, sino delante, del cáncer en este caso, incluso de cualquier otra causa. En la sala de espera esperamos los avances promovidos por esas carreras a favor nuestro. Suena mi turno y camino del cadalso (porque es así como te sientes cada vez que atraviesas el umbral de la consulta; “el que lo probó lo sabe”) pienso; ¿Por qué corren los que corren? Puede ser que corran por eso, para que no les coja.

Me van a perdonar que no le vea el qué a las carreras rosas, que me repateen las camisetas rosas y esa zona de confort en la que nos instala la hipócrita solidaridad mediática.