La calor me deja frío

La moda de estos días caniculares es quejarse de la calor. Tengo dicho que es algo que facilita las conversaciones. Pero me rebelo contra esa flojera colectiva. Yo mismo la practico, así como me lamento de los fríos invernales. Vergüenza me da. Nuestros antepasados pasaron por inclemencias mayores, y, gracias a su aguante, estamos aquí nosotros.

El calor es cosa de los físicos. La calor pertenece al sentir humano. Hermosa foto, la de Juan Medina. Vale más que 300 palabras mías. No soy físico ni nada que se le parezca. Pero intuyo que la Tierra es un sistema cerrado con una única fuente de energía: el Sol. Por tanto, si se elevan las temperaturas en una región, suben otras. Cuando en una zona amenaza la seca, en otra llueve a cántaros. Bueno, ya nadie sabe qué son los cántaros. Cuando yo era pequeño mi madre llevaba uno sobre un rodete colocado en la cabeza. Iba a recoger agua a un manantial lejano, pues en el pueblo no había agua corriente. Ahora algunos de mis paisanos disfrutan de riego por aspersión en el jardín.

La moda de estos días caniculares es quejarse de la calor. Tengo dicho que es algo que facilita las conversaciones. Pero me rebelo contra esa flojera colectiva. Yo mismo la practico, así como me lamento de los fríos invernales. Vergüenza me da. Nuestros antepasados pasaron por inclemencias mayores, y, gracias a su aguante, estamos aquí nosotros. La especie humana se ha adaptado a todos los climas de la Tierra, excepto al de la Antártida, pues ahí no encontró nada medible.

El aire acondicionado debería ser abolido, con la excepción de los hospitales, tanatorios, residencias geriátricas y cosas así. Es un gasto insolente y una forma de contaminación atmosférica. No debe de ser bueno para la salud vivir en un ambiente sin oscilaciones de temperatura. Hay que acostumbrar al cuerpo a vivir con el ritmo de las estaciones, del día y de la noche. Claro, hoy la austeridad no se lleva. Mi propuesta irritará, lo sé, pero no por eso me voy a callar.