Los niños del ISIS
Las mentes de los niños del ISIS han sido lavadas y ya nunca serán iguales. Para los líderes islamistas, estos nuevos niños, que han perdido para siempre cualquier tipo de brújula moral, son simplemente soldados del Islam, cachorros de la Yihad, la siguiente manda de tarados que sueñan con Vírgenes inexistentes y dioses irreales, pero por los que están dispuestos a matar y a morir.
Las mentes de los niños del ISIS han sido lavadas y ya nunca serán iguales. Para los líderes islamistas, estos nuevos niños, que han perdido para siempre cualquier tipo de brújula moral, son simplemente soldados del Islam, cachorros de la Yihad, la siguiente manda de tarados que sueñan con Vírgenes inexistentes y dioses irreales, pero por los que están dispuestos a matar y a morir.
Al niño del ISIS no le tiemblan las manos cuando rebana el pescuezo del prisionero. Durante meses ha estado practicando con muñecos cómo sostener la cabeza del infiel, cómo agarrar el cuchillo y cómo hacer el movimiento adecuado para decapitarlo. Las manos del niño del ISIS hace meses que no juegan haciendo dibujos o esculpiendo con plastilina. Las manos del niño del ISIS juegan ahora con la muerte cuando empuñan las armas.
Las mentes de los niños del ISIS han sido lavadas y ya nunca serán iguales. Para los líderes islamistas, estos nuevos niños, que han perdido para siempre cualquier tipo de brújula moral, son simplemente soldados del Islam, cachorros de la Yihad, la siguiente manda de tarados que sueñan con Vírgenes inexistentes y dioses irreales, pero por los que están dispuestos a matar y a morir.En verdad, los niños del ISIS son la generación perdida en unos países que ya han perdido demasiado.
En los campos que los terroristas tienen esparcidos por Oriente Medio, los niños son educados en el Islam más radical, en el odio visceral hacia el infiel. Cuando son preguntados, los niños del ISIS repiten consignas repugnantes rebosantes de maldad contra Occidente, sin ser conscientes de qué es Occidente, dónde empieza o dónde acaba. Siguen con fervor a sus familiares terroristas o a sus líderes sin escrúpulos morales y cantan loas por los mártires de la Yihad. Es doloroso ver la inocencia perdida de los niños del ISIS sosteniendo kalashnikovs más grandes que sus propios cuerpos.
Los niños del ISIS son el efecto perverso de una visión del mundo envenenada, nociva y repulsiva hasta la náusea. Es una visión errónea del ser humano, contraria al más elemental sentido común, pero que día a día avanza entre ríos de sangre y destrucción. Es, sin lugar a dudas, una visión del mundo abominable, una sociedad putrefacta, aquella que mancha las manos de sus niños de sangre.