Tormenta en la España de Atapuerca

Mientras el presidente del Gobierno sumerge su pálido cuerpo en las frías aguas del Umia, pequeñas bombas van torpedeando los fueros del Gobierno desde fuera hacia dentro, que son las que más duelen. La estrategia, como en la mejor de las guerras, ha comenzado en diferentes puntos a la vez. Los grandes bastiones ya están ganados. Ahora vamos a por las comunidades.

España lleva sumida en una tormenta mediática a la vez que ecléctica desde que a principios de 2013 se conocieran “esos” papeles. El 31 de enero terminaba la dura cuesta para la mayoría de los españoles. Pero comenzaba una mucho peor para el Partido Popular, que a estas alturas parece no ver la cima, o más bien el bajón, con una fecha que para Mariano Rajoy está cada día más cerca. Marcada en rojo. Desnuda de expectativas.

Mientras el presidente del Gobierno sumerge su pálido cuerpo en las frías aguas del Umia, pequeñas bombas van torpedeando los fueros del Gobierno desde fuera hacia dentro, que son las que más duelen. La estrategia, como en la mejor de las guerras, ha comenzado en diferentes puntos a la vez. Los grandes bastiones ya están ganados. Ahora vamos a por las comunidades.

El partido se ha dado un tiro en el pie con el nombramiento del ex alcalde de Badalona como cabeza visible en Cataluña, porque por un momento se ha olvidado de que Albiol fue el mismo apodado como el “alcalde de la limpieza”, y no precisamente de basura. Los nuevos, que tampoco son hermanitas de la caridad, aprovecharon la coyuntura para amenazar con juegos bélicos, y de un momento a otro nos hallamos en un acto de palmadita en la espalda. Qué bien lo has hecho, Mariano. Iglesias ya tiene ganado otro objetivo más. De aquí a la Moncloa hay un paso. Con la mano amiga de nuestro amigo Pedro, el líder que en algún momento perdió la personalidad, está todo hecho. Yo todavía me acuerdo de la entrevista que dio, esa misma en la que azuzaba con dureza a su entonces contrincante con las “cartillas de racionamiento”. Ahora va a resultar que las va a repartir él. ¡Quia! Antes su compañero de batallas ya le ha quitado el despacho.

Hace unos días escuchaba con verdadero entusiasmo la clase magistral del gran profesor Don Ignacio Martínez Mendizábal, que con pasión y brillo en sus ojos relata sus incursiones en la Sima de los Huesos. Sus hallazgos sobre la evolución del hombre me siguen sorprendiendo tanto como la regresión de la “nueva” izquierda hacia tiempos bochornosos. Desde su cueva azuzan a lo que ellos llaman caverna, ante el inmovilismo de un presidente en aguas frías. Hemos retrocedido a tiempos de Atapuerca, y ellos todavía no lo saben. Ni unos, ni los otros.