Un sendero nada luminoso

Ahora han sido liberadas, pero estas víctimas de esta organización terrorista peruana tienen un sendero nada luminoso. No tendrán fácil salir del oscuro túnel en el que ellos les metieron. Muertos en vida, sí.

La imagen de Karel Navarro tiene un punto bucólico, pero la historia estremece el alma. Vemos a la criatura, a hombros de quizá su padre, o alguno de quienes ahora se van a ocupar de las víctimas. Un campo verde, fondo con flores. A primera vista transmite paz. Pero después enciende la ira, y hay que contenerse.

El Ejército peruano ha liberado a 39 personas, 26 de ellas menores de edad, que estaban secuestradas y eran explotadas por el grupo terrorista Sendero Luminoso. Algunas de las víctimas, todas mujeres, llevaban cautivas, siendo reiteradamente violadas, obligadas a parir a los hijos de los violadores, desde hace 30 años. Sendero Luminoso las secuestró para emplearlas como desahogo sexual y para que dieran vida a criaturas que eran después empleadas como soldados del fanatismo si nacían hombres, o como carne joven para el sexo si nacían mujeres.

La fuga de una de las víctimas posibilitó la operación que ha permitido liberar a estas 39 personas muertas en vida. ¡Dios bendito hasta donde llega el fanatismo! Se hace imposible entender cómo un ser humano puede ser tan cruel. Se presentan como libertadores de los oprimidos, de un extremo u otro del arco político, cuando en realidad son bandas de asesinos desalmados que disfrutan reventando el alma de seres humanos de toda edad y condición.

Ahora han sido liberadas, pero estas víctimas de esta organización terrorista peruana tienen un sendero nada luminoso. No tendrán fácil salir del oscuro túnel en el que ellos les metieron. Muertos en vida, sí. Como tantos nadie en el planeta. Y detrás de los verdugos siempre hay o una religión o una idea política. Fanatismo puro. Un horror.