Bicicletas del alma
En el colmo de la autenticidad, el uniforme obligatorio para los fieles practicantes del Soulcycle incluye un par de zapatos que, al parecer, impiden hacer trampa. Ignoro qué diabólico mecanismo contienen, pero las crónicas señalan que están diseñados para que no se pueda fingir que uno se mueve sin hacerlo Se acabó lo de ir al gimnasio a intentar ligar sin dar ni golpe. Es el fin de una era.
En el colmo de la autenticidad, el uniforme obligatorio para los fieles practicantes del Soulcycle incluye un par de zapatos que, al parecer, impiden hacer trampa. Ignoro qué diabólico mecanismo contienen, pero las crónicas señalan que están diseñados para que no se pueda fingir que uno se mueve sin hacerlo Se acabó lo de ir al gimnasio a intentar ligar sin dar ni golpe. Es el fin de una era.
La práctica en cuestión se llama “soulcycle”, o sea: “ciclismo para el alma”. Extraño nombre que hace que lo primero que se me venga la cabeza es que se trata de una nueva religión mezclada con sudores y feromonas. Cosa que, visto lo visto en materia de religiones modernas, no tendría mucho de particular. La impresión se acrecienta notablemente a causa de las velitas (si fueran rojas, serían de sagrario) que arden a los pies de la sacerdotisa empapada que podemos ver en primer término. Los fieles, en segundo plano, repiten las posturas rituales y obedecen las consignas con una pesa entre las manos, en lo que viene siendo un símbolo sacrificial de lo más gimnástico, muy propio para una nueva religión.
Si hemos da dar crédito a lo que cuentan testigos presenciales, ahora la sacerdotisa anima a los fieles -mientras pedalean y bracean con las extremidades superiores lastradas- con eslóganes que incluyen piropos como “héroes” y “guerreros”. Piropos que no me parecen suficiente retribución por el dineral que cuesta la broma: 70 centavos el minuto en cualquiera de los no sé cuántos centros que ha abierto el propietario del invento en Estados Unidos. Por más de cuarenta dólares la hora, exijo que se me llame “Brillante Camarada” y “Líder Incomparable” como mínimo. ”Guerrero” me sabe a poco.
En el colmo de la autenticidad, el uniforme obligatorio para los fieles practicantes del Soulcycle incluye un par de zapatos que, al parecer, impiden hacer trampa. Ignoro qué diabólico mecanismo contienen, pero las crónicas señalan que están diseñados para que no se pueda fingir que uno se mueve sin hacerlo… Se acabó lo de ir al gimnasio a intentar ligar sin dar ni golpe. Es el fin de una era.
¡Hay que ver lo distintos que somos unos de otros! pienso siempre que me entero de estas cosas…