Las Vírgenes de Agosto

Había que aprovechar los días todavía largos y el clima benigno para las celebraciones en la calle. De ahí la tradición de romerías y todo tipo de festejos religiosos y cívicos. Siempre habrá algún alcalde progresista que se abstenga de sumarse a esas ceremonias, pero quedará extravagante y perderá apoyo popular.

Podríamos remontarnos a las fiestas en honor de Diana en la Roma clásica, hacia mediados de agosto o las feriae Augusti (ferragosto para los italianos) en los mismos días. Más tarde fueron “bautizadas” por la Iglesia bajo la avocación del misterio de la Asunción de la Virgen María. Su culminación estética puede ser la celebración del Misteri en la ciudad alicantina de Elche el 15 de Agosto. Pero en Italia y en España son innúmeras las fiestas en torno a la Virgen a lo largo de todo el mes. Por ejemplo, la Virgen de la Paloma en Madrid o la Virgen de los Reyes en Sevilla. Sin olvidar la festividad de San Roque, el 16 de agosto, el santo protector contra las epidemias, y antes la Virgen de las Nieves, el 5 del mismo mes.

Toda esa actividad festera tiene una significación civil en España, Italia y otros países mediterráneos. El mes de agosto equivalía al fin de los intensos trabajos para recoger la cosecha de cereales, el fundamento de la alimentación de esa zona. Era el momento de “recogida de beneficios”. Había que aprovechar los días todavía largos y el clima benigno para las celebraciones en la calle. De ahí la tradición de romerías y todo tipo de festejos religiosos y cívicos. Siempre habrá algún alcalde progresista que se abstenga de sumarse a esas ceremonias, pero quedará extravagante y perderá apoyo popular.

En los usos actuales el mes de agosto es el de las vacaciones por antonomasia. Añádase el correspondiente coste social que significa el incremento de los accidentes de tráfico y los actos de violencia. A toda esa intensa actividad de ocio se suma el cenit de la llegada de turistas extranjeros, la “cosecha” particular de estos tiempos.