THE OBJECTIVE
Carlos D. Lacaci

Un alcalde de tres años

En España, sin ir más lejos, cada vez son menos los gobernantes capaces de mirar a los ojos a sus votantes. Llevan tiempo ocultando demasiadas cosas, sus gestos y sus actos les delatan. Hace demasiado tiempo que perdieron la inocencia de James…

Opinión
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En España, sin ir más lejos, cada vez son menos los gobernantes capaces de mirar a los ojos a sus votantes. Llevan tiempo ocultando demasiadas cosas, sus gestos y sus actos les delatan. Hace demasiado tiempo que perdieron la inocencia de James…

El niño que aparece en esta fotografía se llama James Tufts y no ha cumplido los cuatro años, pese a su corta edad, se ha convertido en el nuevo alcalde electo de la pequeña población de Dorset, en Minnesota. Resultó elegido de entre todas las papeletas que contenían el nombre de sus 22 habitantes.

Cuentan que el pequeño James tenía muy claro cuales debían ser las mejores cualidades para llevar a cabo su nueva responsabilidad pública y, preguntado por los periodistas, respondió: ‘Ser amable y no hablar por hablar’ y añadió que estaba muy contento por ser el nuevo alcalde de su pueblo. Explicó que contaba con los sabios consejos de su hermano mayor, de seis años, quien también había experimentado el arte del buen gobernante con la misma edad y enseñó a James a dar apretones de manos y a mirar a los votantes a los ojos.

Lógicamente, esta historia no deja de ser una divertida anécdota, como las muchas que llegan estos días a los medios en forma de entretenimiento veraniego a falta de otras noticias más relevantes.

Sin embargo, he querido rescatarla porque más allá de la simple historieta estival, esta noticia puede tener otra lectura, sirviendo de ejemplo y de aviso a algunos de los navegantes que surcan sin empeño ni responsabilidad las turbias y agitadas aguas por las que transcurren sus erráticas políticas y pésima gestión de lo público.

En efecto, cuántos de los actuales políticos y gobernantes, todos adultos, deberían escuchar y mirarse en el espejo de James, el pequeño alcalde de Dorset. A sus tres años es capaz de dar apretones de manos con firmeza y mirar a los ojos de sus ciudadanos.

En España, sin ir más lejos, cada vez son menos los gobernantes capaces de mirar a los ojos a sus votantes. Llevan tiempo ocultando demasiadas cosas, sus gestos y sus actos les delatan. Hace demasiado tiempo que perdieron la inocencia de James…

Y la confianza, ya se sabe, es como la virginidad: Una vez perdida, es imposible recuperarla.

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