Ni tan descabellado, ni tan inhumano, ni tan nuevo
Los niños de Córdoba, Marta del Castillo, la Niña Mariluz y otros tantos casos de nuestra historia criminal tienen como sucesor el asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska en Cuenca a manos presuntamente de Sergio Morate.
Los niños de Córdoba, Marta del Castillo, la Niña Mariluz y otros tantos casos de nuestra historia criminal tienen como sucesor el asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska en Cuenca a manos presuntamente de Sergio Morate.
Los niños de Córdoba, Marta del Castillo, la Niña Mariluz y otros tantos casos de nuestra historia criminal tienen como sucesor el asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska en Cuenca a manos –presuntamente– de Sergio Morate. Un suceso en que las evidencias parecen tan claras que público y parte de la prensa ya han instruido, juzgado y sentenciado al reo. La presunción de inocencia queda en el camino.
Este crimen trae a colación la controvertida prisión permanente revisable. No está claro si los hechos serán punidos con esta pena, que se ha vendido como la tortura del agua pero que no se aleja en nada del marco europeo: Francia, Alemania, Bélgica o Inglaterra la contemplan. Un texto que ha traído cola: artículos, ensayos y demás perfomances por parte de expertos y todólogos de mayor o menor talla. No deja de ser terriblemente irónico que muchos de esos doctos catedráticos, que firmaron vehementes manifiestos, sean los mismos que en su día apoyaron medidas de reinserción tan laxas; aquellas de las que gozó Morate para salir hace unos años de prisión.
Un criminal que sea capaz de cometer atrocidades como degollar a niños o enterrar a mujeres que previamente ha forzado y asesinado, no debe escapar tan fácilmente. Apartar de la sociedad al condenado, así como garantizar un seguimiento durante el internamiento para conocer de sus avances y para saber si está preparado para recobrar la libertad no es ni tan descabellado, ni tan inhumano, ni tan nuevo en el entorno que nos rodea.
Es momento de que con los pies en la tierra, la ciudadanía atisbe la idoneidad de estas medidas tan injustamente criticadas, que al palpar y ver la realidad de los atroces crímenes para los que se tipificaron, deberían parecernos las más adecuadas.