El éxodo musulmán
En la Unión Europea se van a encontrar ya asentados millones de musulmanes. El resultado va a ser algo inédito en la Historia europea: una difícil convivencia étnica de cristianos y musulmanes. La particularidad es que ahora, detrás de esas masas inmigrantes se encuentra la amenaza de los terroristas. Es verdad, no todos los inmigrantes musulmanes son terroristas, ni siquiera los acogen con simpatía. Pero no es menos cierto que todos los terroristas son musulmanes. Ahora decimos islamistas, vaya por Alá.
En la Unión Europea se van a encontrar ya asentados millones de musulmanes. El resultado va a ser algo inédito en la Historia europea: una difícil convivencia étnica de cristianos y musulmanes. La particularidad es que ahora, detrás de esas masas inmigrantes se encuentra la amenaza de los terroristas. Es verdad, no todos los inmigrantes musulmanes son terroristas, ni siquiera los acogen con simpatía. Pero no es menos cierto que todos los terroristas son musulmanes. Ahora decimos islamistas, vaya por Alá.
No es lo que parece. No se trata de un movimiento migratorio más, como el que supuso que millones de europeos salieran de su tierra hace más de un siglo para dirigirse a América. En este caso no buscan trabajo o no fundamentalmente sino ayuda, refugio, generosas subvenciones del Estado de bienestar. De ahí que no se orienten hacia cualquier país europeo sino que su objetivo sea Alemania o los países nórdicos. Por lo mismo, no se les ocurre trasladarse a los países arábigos o a Rusia.
Este gigantesco éxodo se compone básicamente de musulmanes asiáticos o africanos. En la Unión Europea se van a encontrar ya asentados millones de musulmanes. El resultado va a ser algo inédito en la Historia europea: una difícil convivencia étnica de cristianos y musulmanes. La particularidad es que ahora, detrás de esas masas inmigrantes se encuentra la amenaza de los terroristas. Es verdad, no todos los inmigrantes musulmanes son terroristas, ni siquiera los acogen con simpatía. Pero no es menos cierto que todos los terroristas son musulmanes. Ahora decimos “islamistas”, vaya por Alá.
Tampoco es lo que parece según el dramatismo de los que se enfrentan al riesgo de la muerte y la explotación en su camino hacia la tierra de promisión. No son las más pobres de sus respectivos lugares de origen. Esos se quedaron a ver venir la muerte en sus tierras de nación o en los campos de refugiados de los países vecinos. Los que se aprestan a la aventura del salto son los que al menos disponen de unos modestos ahorros para pagarse el traslado o el estipendio a las mafias.
Sabemos, efectivamente, que hay mafias, el equivalente a los buques negreros del siglo XIX. Pero ningún mafioso ha sido encarcelado. Es una extrañeza más.