Toc-Toc: ¿Hay alguien ahí fuera?

Si hay vida ahí fuera, más le vale permanecer en la distancia, oculta. Ignorar las ondas y señales que enviamos. Aunque siento comunicarles que muy probablemente ya nos haya visitado alguna criatura sideral.

Vaya perra que tenemos los humanos en esto de encontrar vida más allá de nuestros vastos dominios. El desconocimiento del más allá se traduce en esperanza de encontrar signos de seres inteligentes, e incluso superiores en lo racional a esta humanidad terrestre que termina por cansarnos o parecernos insuficiente. ¿Ambición? ¿Insatisfacción? Al final, todo se reduce a “creer o no creer”. Oiga, ¿usted cree en los ovnis? ¿y en los alienígenas? Ya saben como funciona esto de las opiniones: como cierta parte de nuestro cuerpo, todo el mundo tiene la suya.

El hecho es que resulta pretencioso en extremo considerar que en esa monumental e inabarcable oscuridad se esconde un Universo estéril. Y allá que se han lanzado a la carga en el más ambicioso proyecto de búsqueda de vida extraterrestre jamás pergeñado. Financiado por multimillonarios, que hartos de beberse a largos sorbos todos los placeres mundanos imaginables se han asegurado ya un pasaje a sus soñadas vacaciones en la Luna. Y es que si hay vida ahí fuera, mejor encontrarla nosotros primero. Por lo que pueda pasar.

Pero, ¿y si esos desconocidos elementos de una Creación paralela son tan sumamente sagaces que prefieren no ser detectados por los moradores de un planeta como el nuestro, tan capacitado para autodestruirse? ¿Entenderán por qué hacemos guerras cruentas los unos contra los otros? ¿Por qué permitimos que nuestros semejantes mueran masivamente de hambre? ¿Por qué no ponemos a salvo de la crueldad y el sufrimiento a los más indefensos?

Si hay vida ahí fuera, más le vale permanecer en la distancia, oculta. Ignorar las ondas y señales que enviamos. Aunque siento comunicarles que muy probablemente ya nos haya visitado alguna criatura sideral. Y haya descubierto que aquí hay cualquier cosa menos Inteligencia y Razón.