MyTO

¡Aznar, que bueno es asnar!

Todo un tratado de ciencias políticas resumido en una frase a lo Aznar, para simplente exigirle a la sociedad que se calle, que no cambie, negando la esencia de la historia de la humanidad y sus revoluciones para que no se exprese y que se deje gobernar por los mismos de siempre.

Opinión
  • Politólogo, M.Sc. Psicología Social, comunicador alternativo, Director de Visor 360 Consultores. Marea Socialista.

Todo un tratado de ciencias políticas resumido en una frase a lo Aznar, para simplente exigirle a la sociedad que se calle, que no cambie, negando la esencia de la historia de la humanidad y sus revoluciones para que no se exprese y que se deje gobernar por los mismos de siempre.

Al leer las declaraciones de Aznar: «Si nacionalistas y populistas se unen romperán el consenso político», además de comentar que gobiernos rupturistas e individuales rompen la democracia y que la solución no es reformar la Constitución sino cambiar las costumbres políticas, es inevitable que asalten a mi mente preguntas tan básicas como ¿Qué es consenso político para Aznar?, ¿Qué serán para él gobiernos rupturistas e individuales que rompen la democracia?

Cuando Aznar habla de consenso, recuerdo uno que nunca lo fue: El consenso de Washington, pero también recuerdo a Chantal Mouffe cuando de manera clara y transparente nos indica que los «consenso» son fundamentalmente antidemocráticos, ya que pervierten la condición natural de diversidad de la sociedad y de la política, reaccionando en contra sentido a la esencia democrática.

Es además evidente que la alusión previa de «nacionalistas» y «populistas» busca descalificar a aquellos que piensan distinto a su consenso, por lo que de hecho entonces no existe tal consenso sino en su cabeza o en sus intereses, y ahí es cuando entiendo que el consenso del que habla Aznar, es aquel que impuesto, nos dice cómo debe ser la «democracia»: útil para que gente como Aznar gobierne sin que exista disidencia ni derecho a la diferencia.

Sin embargo, lo más interesante de su comentario es atribuirle al «cambio de costumbres políticas» las transformaciones que acciones «rupturistas» o «individuales» no deben cambiar, porque al final esas acciones no permitirían que gente como Aznar siga gobernando en el mundo.

Todo un tratado de ciencias políticas resumido en una frase a lo Aznar, para simplente exigirle a la sociedad que se calle, que no cambie, negando la esencia de la historia de la humanidad y sus revoluciones para que no se exprese y que se deje gobernar por los mismos de siempre. ¡Aznar, que bueno es asnar!