THE OBJECTIVE
Susana Koska

Happy ending

No sé como ni porqué habiendo un festival internacional de cine a la vuelta de mi esquina, me vi frente a Los Diez Mandamientos. Fue después de ver a Iceta desparramando vitalidad y honestidad brutal en El Hormiguero, así que igual estaba ya un poco colocada y me pudo la noche.

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No sé como ni porqué habiendo un festival internacional de cine a la vuelta de mi esquina, me vi frente a Los Diez Mandamientos. Fue después de ver a Iceta desparramando vitalidad y honestidad brutal en El Hormiguero, así que igual estaba ya un poco colocada y me pudo la noche.

No sé como ni porqué habiendo un festival internacional de cine a la vuelta de mi esquina, me vi frente a Los Diez Mandamientos. Fue después de ver a Iceta desparramando vitalidad y honestidad brutal en El Hormiguero, así que igual estaba ya un poco colocada y me pudo la noche.
La cosa es que no podía apartar los ojos del vestuario, de los distintos tonos de tinte de piel, de los actores que luchaban a brazo partido y depilado con el ridículo sacando pecho, luciendo latex y ondulando, al atravesar su dominios, el vuelo de las faldas tableadas…que cielos egipcios con nimbos, que esclavas con tacón transparente.

Hay que ver lo que ha echo Hollywood con la historia, un puro disparate. Me extrañó que la película fuera del género histórico y no de ciencia ficción.

Y han marcado estilo porque hay tienen a las dueñas del mundo paseando del bracete hundiendo sus taconazis en el verdín de la Casa Blanca relucientes de botox y cirugía estática.
Así se escribe la historia.

Y así fue que pensé en el Gurb de Mendoza y en como se contaría a terrícolas y extra terrestres esto de los últimos días en una versión del Hollywood de cuando Nefertari llevaba faja, como ahora, y se vestía en el Chinatown donde vivo.
A Mas, por ponernos con quien encabeza el reparto le va a quedar la faldilla de morir, no me digan, que ya tiene su qué de paladín a la taza para unos y de bufón de corte para otros, en cualquier caso de vuelta al estandarte y al blasón.

No hay manera de mirar al mundo sin vomitar.

Y así fue que anoche me recogí con Jakob von Gunten a la Academia Bejamenta, a ver si me voy aplicando con lo de la esclavitud que es a donde vamos sumando pasos día a día.
Pero no sufran, Hollywood hará una histórica y ya lo explica todo.

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