The Final Curtain
Si esto es publicidad de un negocio de embalsamamiento, bien, aunque no sé si tendrá muchos clientes. Si es una manera de hacer como que la gente no se muere, es una tontería. Como si quisiéramos fingir que nos quedamos siempre aquí.
Si esto es publicidad de un negocio de embalsamamiento, bien, aunque no sé si tendrá muchos clientes. Si es una manera de hacer como que la gente no se muere, es una tontería. Como si quisiéramos fingir que nos quedamos siempre aquí.
A nadie le gusta morirse. A mí, tampoco. Pero sé, con absoluta seguridad, que me moriré. Del todo.
He puesto «del todo» después de leer la noticia del médico peruano que embalsamó a su hermano y que, al desenterrarle, ha dicho: «es como si mi hermano no hubiera muerto».
Si esto es publicidad de un negocio de embalsamamiento, bien, aunque no sé si tendrá muchos clientes. Si es una manera de hacer como que la gente no se muere, es una tontería. Como si quisiéramos fingir que nos quedamos siempre aquí.
Julio Iglesias decía que «al final, las cosas quedan, las gentes se van». Y Frank Sinatra, «and now, the end is near and so I face the final curtain».
Pienso morirme. Y me gustaría que, cuando «me vaya», como las gentes de Julio, quede alguna cosa que haya hecho yo.
Porque to face the final curtain, mirar hacia atrás y ver que no has hecho NADA, tiene que ser muy molesto, aunque te embalsamen por el procedimiento del médico peruano y, al desenterrarte 13 meses después, la familia diga: «¡qué guapo sigue manteniéndose papá! ¡para él no pasan los años!»