¿Hacemos lo correcto?
Pese a que ha transcurrido un más que prolongado período de tiempo en que cientos de miles de personas inocentes han sido asesinadas por su ideología y creencias, las potencias mundiales continúan sin ponerse de acuerdo en las últimas reuniones del Organismo Internacional teóricamente tutor de los derechos de los mismos.
Pese a que ha transcurrido un más que prolongado período de tiempo en que cientos de miles de personas inocentes han sido asesinadas por su ideología y creencias, las potencias mundiales continúan sin ponerse de acuerdo en las últimas reuniones del Organismo Internacional teóricamente tutor de los derechos de los mismos.
¿Hacemos lo correcto?
Muchas están siendo las noticias relativas a la situación de Siria y a la reacción internacional frente al mal llamado E.I.
Occidente, vergonzosamente, ha tomado verdadera preocupación en este asunto cuando sus fronteras comienzan a ser invadidas en un éxodo sin precedente de ciudadanos –seres humanos- provenientes de la zona en conflicto. En todo caso, una reacción muy relativa comparando el espacio dedicado en los medios de comunicación a esta tragedia humana respecto al que se destina a comentar las cada vez más esperpénticas actuaciones de nuestros representantes públicos, domésticos y foráneos.
Pese a que ha transcurrido un más que prolongado período de tiempo en que cientos de miles de personas inocentes han sido asesinadas por su ideología y creencias, las potencias mundiales continúan sin ponerse de acuerdo en las últimas reuniones del Organismo Internacional teóricamente tutor de los derechos de los mismos.
¡Qué auténtica ignominia! La verdad es que, cuando los líderes que dicen representarnos son aplaudidos en esos foros, no entiendo qué comedia estamos presenciando.
Sin embargo, y dentro de este panorama desolador, una vez más la Policía española vuelve a dar ejemplo no solamente de su profesionalidad, sino también de la humanidad con que afronta este problema, contando con escasísimos medios. Para poder cumplir los objetivos impuestos sin racionalidad alguna, y producto de planteamientos demagógicos de última hora, ya que no existe una infraestructura suficiente para ello, están realizando un descomunal esfuerzo por salvaguardar los derechos de los exiliados que merecen ser acogidos.
Desafortunadamente, no son lo mismo funcionarios que autoridades. Unos son producto del mérito, y los otros de las elecciones.
Ustedes juzguen.