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Las ventajas de vivir aterrado

Cinco por ciento de descuento en la compra de armas en Tennessee, pero solo si eres cristiano. Esta es la respuesta del dueño de una armería ante la enésima masacre, la del pueblo de Roseburg, en Oregón.

Opinión
  • Periodista, licenciado en sociología y profesor universitario. Master en Periodismo por la Universidad de Columbia y posgrado del Instituto para el Desarrollo de Periodismo Internacional de Berlín (IIJB), reside en Barcelona, donde dirige el Master de Periodismo BCNY.

Cinco por ciento de descuento en la compra de armas en Tennessee, pero solo si eres cristiano. Esta es la respuesta del dueño de una armería ante la enésima masacre, la del pueblo de Roseburg, en Oregón.

Cinco por ciento de descuento en la compra de armas en Tennessee, pero solo si eres cristiano. Esta es la respuesta del dueño de una armería ante la enésima masacre, la del pueblo de Roseburg, en Oregón.

Varios medios contaron, citando a sobrevivientes,  que el asesino Christopher Harper-Mercer entró el 1 de octubre al aula donde él mismo estudiaba y comenzó a preguntarles a los estudiantes uno a uno si eran religiosos. Según el sitio de Univisión, “el atacante le disparó a un estudiante que dijo que era cristiano y a otra que dijo que era católica”.

¿La respuesta de la población de Roseburg? Defender la venta irrestricta de armas. Su amor a las armas parecía más potente que su preocupación por la seguridad de sus hijos.

 Muchos vecinos declararon su disgusto ante la visita del presidente Barack Obama. Me impresionó mucho la reacción del padre de una adolescente herida en el ataque. Le contó a Fox News cómo había contestado a la invitación de Obama.

“Por principios, soy contrario a sus políticas sobre el control de armas de fuego, por lo que no iremos a la reunión”, declaró Stacy Boylan a la cadena de televisión.

Nada parece aminorar el fervor por las armas en las praderas de la Norteamérica profunda. Viven en paz, con buenos niveles económicos y sociales, lejos de las maras desesperadas de Centroamérica, de los callejones trágicos de Palestina, del hambre violenta del África central. Viven bien y se atiborran de armas.

Desde el resto del mundo cuesta entenderlo. Tal vez buscan crear afuera de sus casas el infierno que los atormenta por dentro. Tal vez necesiten construir con su absurda cantidad de armas el peligro sin el cual no pueden vivir. Probablemente las fábricas de armas agreguen a la ecuación fatal su poder económico y su control sobre el imaginario de un país siempre en guerra. 

Y ahora el tendero de Tennessee te ofrece descuentos para la compra de tu próximo rifle o para una pistola  que incluir en tu arsenal. Pero debes saber que él también te preguntará tu religión. Si da la casualidad de que sigues a un mesías pacífico, que pregonó el amor al prójimo y enseñó a poner la otra mejilla, te saldrá más barata tu máquina de matar.

¿Qué descuento haría este vendedor para los que no crean en el Dios de la Misericordia sino en el del ojo por ojo? ¿Les parecerá justo un 15 por ciento?