THE OBJECTIVE
Iker Izquierdo

Pattani: gambas, bombas y ganja

Durante siglos desde la islamización del sudeste asiático, la actual provincia de Pattani, en la frontera sur de Tailandia, fue un rico sultanato que prosperó gracias al comercio cruzado entre Siam, China, las factorías portuguesas y holandesas, y otros sultanatos de las actuales Malasia e Indonesia.

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Durante siglos desde la islamización del sudeste asiático, la actual provincia de Pattani, en la frontera sur de Tailandia, fue un rico sultanato que prosperó gracias al comercio cruzado entre Siam, China, las factorías portuguesas y holandesas, y otros sultanatos de las actuales Malasia e Indonesia.

Durante siglos desde la islamización del sudeste asiático, la actual provincia de Pattani, en la frontera sur de Tailandia, fue un rico sultanato que prosperó gracias al comercio cruzado entre Siam, China, las factorías portuguesas y holandesas, y otros sultanatos de las actuales Malasia e Indonesia. A finales del s.XIX, Pattani y otros territorios vecinos fueron incorporados al naciente estado tailandés moderno gracias al rey Chulalongkorn tras varias décadas de vasallaje.

Pattani nunca encajó bien en Tailandia, un país de población mayoritariamente budista y de etnia tai, china o la mezcla entre ambas. Hasta los años 30 del s.XX, no hubo demasiados problemas, pero ya en los años 40 los movimientos autonomistas o nacionalistas comenzaron a reivindicar una autonomía, independencia o integración en la vecina Malasia. Pattani no fue inmune al “resurgimiento” del islamismo en los años 70 y 80, cuando comenzaron a actuar grupos terroristas, los cuales fueron desactivados tras reformas administrativas que venían a aplicar efectivamente la legislación de tipo autonomista, relativa sobre todo a la educación en lengua malaya y a la práctica de la religión islámica.

No obstante, la guerra de las drogas lanzada por el primer ministro Thaksin Shinawatra (hoy en el exilio) a principios de este siglo y la presión sobre las provincias del sur desataron una nueva ola de terrorismo que sigue hasta hoy. El problema sobre todo, es que este terrorismo asociado al independentismo de Pattani se confunde con la lucha contra el tráfico de drogas en el que la frontera entre la policía y los grupos mafiosos está muy diluida. Los atentados con bomba tanto indiscriminados como selectivos son bastante comunes en la zona, tanto como las granjas de gambas, propiedad de tailandeses de etnia china, o el ganja (marihuana) que se cultiva ilegalmente y acompaña a otras drogas que van y vienen desde el norte hasta el sur pasando por Malasia y hasta Singapur.

Lo de Pattani tiene difícil solución, y su situación geoestratégica actualmente es de tercera división de ahí que un lugar tan castigado por el terrorismo, las luchas del narcotráfico y la presión policial no aparezca habitualmente en los periódicos internacionales.

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