Sobre la conquista
La visión de la América precolombina como una arcadia, como un lugar placentero donde los indígenas vivían en perfecta armonía natural, puros y libres hasta la llegada de los conquistadores, es una mamarrachada que todavía se sigue repitiendo.
La visión de la América precolombina como una arcadia, como un lugar placentero donde los indígenas vivían en perfecta armonía natural, puros y libres hasta la llegada de los conquistadores, es una mamarrachada que todavía se sigue repitiendo.
La visión de la América precolombina como una arcadia, como un lugar placentero donde los indígenas vivían en perfecta armonía natural, puros y libres hasta la llegada de los conquistadores, es una mamarrachada que todavía se sigue repitiendo. Los grandes imperios amerindios conquistaron militarmente vastos territorios subyugando a otras tribus indígenas, que usaban con bastante asiduidad en sus sacrificios humanos a los dioses, como muestra la noticia de arriba. Los primeros imperialistas en las Américas no llegaron desde Europa, sino que ya estaban allí. Como en todas las grandes civilizaciones, en la América prehispana hubo guerras, hambrunas, destrucción y esclavitud. Fueron magníficas civilizaciones, no cabe duda, pero la concepción rousseauniana del buen salvaje está muy lejos de la realidad.
Con motivo de la fiesta de la Hispanidad hace unas semanas, se han vuelto a oír las acusaciones de genocidio por parte de los españoles en la conquista del Nuevo Mundo. Hubo brutalidad en la conquista de América, muertes y abusos se constataron en diversos textos de la época, pero no hubo un genocidio, por mucho que le pese a Ada Colau. Tampoco hubo ‘genocidio cultural’ o ‘genocidio lingüístico’. No se impuso el español entre las gentes de América, más bien al contrario. Por motivos de evangelización, los misioneros y los conquistadores establecieron el náhuatl como lengua principal en toda Centroamérica, y el quechua en las zonas más sureñas. Los primeros libros en estas lenguas amerindias empezaron a publicarse, y con ello la capacidad de conservarlas en el tiempo. La lengua chibcha en Colombia y el guaraní en la zona de Paraguay también obtuvieron el rango de lengua general. La realidad es que estas lenguas alcanzaron su mayor difusión durante la colonia. Tan es así, que cuando empezaron los procesos independentistas en el siglo XIX, sólo uno de cada diez habitantes de América latina hablaba la lengua de los bárbaros conquistadores. Al final, ni la leyenda negra fue tan negra, ni los pueblos indígenas tan puramente blancos.