La larga marcha de los anonymous
Mala época para las rebeldías (cuaresmas de la política arbolada) cuando la antorcha sólo la puede llevar una multitud de enmascarados. Qué visión descorazonadora, la de aquellos que han renunciado a su rostro y aparecen igualitos unos a otros como salchichas envasadas, como tetrabriks del alma, como una legión renglonada, miliciana y marchante.
Mala época para las rebeldías (cuaresmas de la política arbolada) cuando la antorcha sólo la puede llevar una multitud de enmascarados. Qué visión descorazonadora, la de aquellos que han renunciado a su rostro y aparecen igualitos unos a otros como salchichas envasadas, como tetrabriks del alma, como una legión renglonada, miliciana y marchante.
Mala época para las rebeldías (cuaresmas de la política arbolada) cuando la antorcha sólo la puede llevar una multitud de enmascarados. Qué visión descorazonadora, la de aquellos que han renunciado a su rostro y aparecen igualitos unos a otros como salchichas envasadas, como tetrabriks del alma, como una legión renglonada, miliciana y marchante.
La igualdad es esa uniformidad castradora. Enmascarados, disfrazados de puro hueco, vaciados de nuestra diferencia silvestre y redentora, entonces sí que somos iguales. Podados hasta la médula. Es el modelo industrial y stajanovista, que de un pinar de troncos retorcidos y maravillosos saca un millón de listones perfectamente tallados, idénticos en su longitud insignificante, apartados de la pura lógica del oleaje lunar en que un día florecieron. En una palabra, madera muerta.
El Sistema no tiembla ante los Anonymous, sino que se sustenta sobre sus hombros enmascarados. Son los perfectos ciudadanos que han aprendido la perfecta doctrina: esconda usted su diferencia, joven, muéstrese estandarizado y homologable. Y encajará en lo que buscamos aquí, el botellín intercambiable, la zapatilla coreana, la bombilla de bajo consumo. Sea usted idéntico a millones de otros idénticos. Y crea que su furia renovadora es un fuego libertario, y no la necesaria renovación del Sistema para ir adaptándose musgosamente a los nuevos inviernos.
Al fin y al cabo, un triunfo de los Anonymous equivaldría (magia de la sociología post Matrix) a su derrota absoluta. Un completo enmascaramiento de las tardes y las noches, cuando se sabe que la máscara oculta sólo aquello que revela. Oscar Wilde: “ponle una máscara a alguien y te mostrará su verdadero rostro”. Un adagio que debería presidir burlonamente esta época orwelliana, espiral y fondona, que nos ha tocado degustar.