Que no es un misil sino un golpe de Estado
La columna de esta semana podría inspirarse en alguna de las andanzas del caballero de la triste figura y su gran amigo, incluso si el lector se deja llevar por el verso inicial, quién sabe si acabaría adentrándose por uno de los múltiples caminos que la poesía pone a nuestra disposición
La columna de esta semana podría inspirarse en alguna de las andanzas del caballero de la triste figura y su gran amigo, incluso si el lector se deja llevar por el verso inicial, quién sabe si acabaría adentrándose por uno de los múltiples caminos que la poesía pone a nuestra disposición
“En tiempos de bárbaras naciones
Colgaban de una cruz a los ladrones
Hoy, en este siglo de las luces
Del pecho del ladrón cuelgan las cruces”.
La columna de esta semana podría inspirarse en alguna de las andanzas del caballero de la triste figura y su gran amigo, incluso si el lector se deja llevar por el verso inicial, quién sabe si acabaría adentrándose por uno de los múltiples caminos que la poesía pone a nuestra disposición. Incluso la fotografía podría llevarle al error de que lo que ve es un ovni, cuando es un misil sobrevolando el cielo californiano. Pero hete aquí que los tiros no van por ninguno de esos derroteros.
Como sea que los tiempos se empeñan en ponernos a prueba, el pasado lunes 9 de noviembre en el parlamento regional catalán, un grupo de diputados que desprecian el orden constitucional que les ha permitido ser elegidos democráticamente, decidieron emborronar otra página de la historia común atreviéndose a realizar lo que en cualquier otra nación democrática sería calificado como lo que es: Un golpe de Estado, que en el caso que nos ocupa, ha contado con todas las garantías ‘democráticas’ conocidas en este mundo y en la añorada Ítaca.
No olvidemos que han pisoteado la voluntad del conjunto de la soberanía nacional sin inmutarse y sin que el ordenamiento jurídico existente haya sido utilizado por quienes tienen la facultad legal de hacerlo. Da la impresión que la autoridad competente, simplemente, ha ocupado su despacho con vistas al parque para observar desde esa posición privilegiada tamaña comedia bufa.
Eso sí, continuando una rancia tradición, los gastos del ‘festín’ irán a cuenta del contribuyente.