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La III Guerra Mundial continúa

Todos los ejércitos en guerra se desviven por encontrar un arma definitiva que no posea el enemigo. El monopolio suele durar muy poco, pues todos los sistemas de ataque se copian. Pero en la guerra actual los islamistas o como se llamen cuentan con un arma única, que no tiene fácil réplica: el terrorista suicida. Para la mentalidad occidental sigue siendo un misterio cómo se puede convencer a los combatientes de que inmolen sus vidas.

Opinión
  • Sociólogo español, colaborador habitual de medios de comunicación. Es catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense. Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Columbia y ha sido profesor visitante en las de Yale y Florida y en El Colegio de México.

Todos los ejércitos en guerra se desviven por encontrar un arma definitiva que no posea el enemigo. El monopolio suele durar muy poco, pues todos los sistemas de ataque se copian. Pero en la guerra actual los islamistas o como se llamen cuentan con un arma única, que no tiene fácil réplica: el terrorista suicida. Para la mentalidad occidental sigue siendo un misterio cómo se puede convencer a los combatientes de que inmolen sus vidas.

El terrorismo supone no solo la matanza ocasional sino el amedrentamiento del resto de la población. Un ejemplo minúsculo. Ante la reciente masacre parisina, en el pueblo madrileño donde vivo se ha suspendido un acto público en un hotel. Comprendo la reacción de los organizadores y del hotelero, pero la considero un error. Supone dar ventaja al enemigo. El cual ha conseguido amedrentarnos a dos mil kilómetros del lugar de la matanza. Supongo que así habrá sido en media Europa. De momento hemos perdido una batalla.

La guerra solo se puede ganar con combatientes heroicos, no solo con “drones”. La reacción de “cerrar las fronteras” ante una masacre es otro error. El enemigo ya está dentro de cada país occidental, desde luego en Francia, Inglaterra o España. Goza de verdadera libertad para reclutar hoplitas, llegado el caso, suicidas. Durante una generación se ha ido acumulando la frustración de las sucesivas mesnadas de inmigrantes mahometanos. Ahora mismo entran en Europa por centenares de miles, por tierra, mar y aire. Nos conmueven porque son refugiados o hambrientos. Muchos de ellos viajan en el interior del caballo de Troya, armados con kalásnikov.

Puede que la cuestión del terrorismo no tenga solución. Simplemente, habrá que convivir con él de la mejor manera posible, como ocurre con las enfermedades incurables.