¿El fin justifica los medios?
La barbarie yihadista ha llegado a Europa. Repito: a Europa, que ya existía antes. Está también en Siria, en muchos países de África, etc, pero nos acordamos ahora de lo poco buenos que son los que forman el ISIS. Ahora… que están aquí.
La barbarie yihadista ha llegado a Europa. Repito: a Europa, que ya existía antes. Está también en Siria, en muchos países de África, etc, pero nos acordamos ahora de lo poco buenos que son los que forman el ISIS. Ahora… que están aquí.
El pasado viernes viví una noche horrible. No paraban de actualizarse los datos y el siguiente era peor que el anterior… El dolor y la incertidumbre se apoderaron de todos nosotros. De todos los europeos. El miedo apareció… y se quedó.
Días después de los sucesos de París se siguen sucediendo ‘avisos de atentados’ y muchos de ellos han sido, afortunadamente, evitados. Partidos de fútbol suspendidos. Colegios y transportes públicos cerrados en Francia. Etcétera. Duele, y duele mucho. El problema es que esto ya debía dañarnos desde hace mucho tiempo y hasta que no lo hemos vivido en primera persona no hemos sido capaces de sentir empatía hacia el que lo sufre. Como los refugiados, que ahora son repudiados como si todos ellos fueran el ISIS… No, señores, no. Ellos huyen de lo que ustedes están queriendo parar en Europa… ahora. De nuevo: ahora.
Pero la solución no es pararlo en Europa, sino pararlo, destruirlo, en todo el mundo. Soy la primera que dice un “NO” rotundo a la guerra, la primera que nunca justifica los medios para alcanzar el fin, pero hay excepciones siempre. Y esta es la gran excepción. Por no decir la única. Son ellos o nosotros, y con ese ‘nosotros’ me refiero no solo a Europa, sino al resto del mundo. A un mundo que tienen amedrentado y dolido.
Fíjense cómo será todo -y lo que no sabemos no me lo quiero imaginar- que hasta Putin y Obama se pueden poner de acuerdo… Hay que dialogar siempre, pero es que para dialogar debe haber dos interlocutores por la labor porque, si solo hay uno, las palabras se las lleva el viento… y lamentablemente no se lleva solo las palabras. Por ello, entiendo que el único fin a este despropósito en el que se ha convertido el terrorismo yihadista es la unión de todos para acabar con él.
Por los que se han ido por su culpa y por los que aun permanecemos aquí con el miedo al “¿qué pasará mañana?”, hay que luchar para que ningún inocente se haya ido en vano.