Ecos del río Talas
En el año 751 se produjo la célebre batalla del río Talas, en el actual Kirguistán. El califato abasí pretendía hacerse con el control de los oasis de Asia Central, hasta ese momento en manos de la China Tang, que vivía un gran apogeo cultural y militar. Un ejército de 200.000 árabes y turcos avanzó hacia el norte del río Sir Darian y a orillas del Talas atacó a un destacamento chino de 10.000 hombres acompañados de unos 20.000 mercenarios karlukos que cambiaron de bando durante la batalla. Los árabes se hicieron la victoria y la China Tang inició su repliegue de Asia Central. 5 años después se desataría la rebelión de An Lushan, el todopoderoso general del emperador Xuanzong. La dinastía Tang languidecería hasta el siglo X y desde entonces China dejaría de mirar a los oasis de Asia Central para poner toda su atención en las estepas del norte y el nordeste.
En el año 751 se produjo la célebre batalla del río Talas, en el actual Kirguistán. El califato abasí pretendía hacerse con el control de los oasis de Asia Central, hasta ese momento en manos de la China Tang, que vivía un gran apogeo cultural y militar. Un ejército de 200.000 árabes y turcos avanzó hacia el norte del río Sir Darian y a orillas del Talas atacó a un destacamento chino de 10.000 hombres acompañados de unos 20.000 mercenarios karlukos que cambiaron de bando durante la batalla. Los árabes se hicieron la victoria y la China Tang inició su repliegue de Asia Central. 5 años después se desataría la rebelión de An Lushan, el todopoderoso general del emperador Xuanzong. La dinastía Tang languidecería hasta el siglo X y desde entonces China dejaría de mirar a los oasis de Asia Central para poner toda su atención en las estepas del norte y el nordeste.
No sería hasta la dinastía manchú de los Qing que China recuperase su posición en Asia Central, para perderla una vez más durante el siglo XIX y recuperarla con Mao Zedong en los años 50. Desde entonces, China es un actor fundamental en un Asia Central mayoritariamente musulmán gracias precisamente a la batalla del río Talas.
Ahora, el ascenso del yihadismo y las reivindicaciones de la etnia uigur en el Turquestán chino han puesto a Pekín en la mira del terrorismo islamista, como pudieron comprobar muchos ciudadanos chinos acuchillados en varios actos terroristas durante el año pasado.
China aprieta las tuercas de la censura y el control en Xinjiang para detener el movimiento separatista uigur, con base en EEUU y Alemania, pero que cada día aumenta sus vínculos con organizaciones yihadistas. La ejecución de un ciudadano chino por parte del Estado Islámico ha hecho aumentar aún más la implicación de Pekín en el control de sus propios ciudadanos musulmanes.
Los ecos del río Talas se hacen sentir en el siglo XXI.