THE OBJECTIVE
Amando de Miguel

Venezuela: se acabó

Venezuela no es precisamente una Venecia pequeña, como quisieron ver los conquistadores españoles. Constituye hoy una satrapía intolerable. Los españoles tenemos cierto deber moral de contribuir a que se termine la ordalía que oprime a nuestros hermanos venezolanos. Nada de imperialismos. Al contrario, pura y estricta solidaridad. Hay que recordar que cientos de miles de “indianos” emigraron desde España hacia Venezuela a lo largo del último siglo.

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Venezuela: se acabó

Venezuela no es precisamente una Venecia pequeña, como quisieron ver los conquistadores españoles. Constituye hoy una satrapía intolerable. Los españoles tenemos cierto deber moral de contribuir a que se termine la ordalía que oprime a nuestros hermanos venezolanos. Nada de imperialismos. Al contrario, pura y estricta solidaridad. Hay que recordar que cientos de miles de “indianos” emigraron desde España hacia Venezuela a lo largo del último siglo.

De momento, no estaría mal que oyéramos la voz de la secta de Podemos, la cual existe por la munificencia de la tiranía venezolana. Ya está bien de aguantar sus cánticos untuosos a la bondad de la auténtica democracia asamblearia, que es para ellos el pródigo régimen bolivariano. ¡Ay si Bolívar levantara la cabeza! Los podemitas deben arrepentirse públicamente de sus loas a los “comandantes” uniformados de papagayo. Y de paso, que devuelvan el dinero que recibieron por sus dudosos informes de alta Ciencia Política. Ya no es una pura cuestión ideológica, que casi todas las ideas son defendible. Se suman demasiados encarcelados, perseguidos y asesinados. Triste es pensar que, si los de Podemos llegaran al poder en España, nos pareceríamos a la República Bolivariana.

Y luego el Gobierno, el nuestro. Hay silencios que matan. Se discute si hay que luchar contra el Estado Islámico o como se llame. Más claro es que hay que acabar con las dictaduras hermanas. Ahora Argentina nos podría ayudar. Sencillamente el régimen totalitario de Venezuela es una vergüenza para el mundo democrático. Ya es triste que sea un mundo tan menguado y cobarde.

Cabe la esperanza de que Venezuela se encamine por sí misma hacia un sistema democrático a través de las próximas elecciones. Me temo que van a ser trucadas y sangrientas, por muchos “observadores internacionales” que vayan de excursión.

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