El tumulto
Se oye el estribillo por todas partes, pero no está tan claro que haya llegado el fin del bipartidismo. Lo que sí sabemos es que un rosario de partiditos periféricos, birriosos como ellos solos, han encontrado a su flautista de Hamelín con coleta y van a llevar el barullo, el caos y el cisma al Congreso de los Diputados.
Se oye el estribillo por todas partes, pero no está tan claro que haya llegado el fin del bipartidismo. Lo que sí sabemos es que un rosario de partiditos periféricos, birriosos como ellos solos, han encontrado a su flautista de Hamelín con coleta y van a llevar el barullo, el caos y el cisma al Congreso de los Diputados.
Pues aparte de la marca Podemos, bajo la bandera violeta hay tres más, la catalana, la gallega y la valenciana, todas ellas abarrotadas de formaciones que de hecho son coaliciones de coaliciones. Un tutti fruti de mareas, plataformas y confluencias. Si Pedro Sánchez quiere llegar a los 176, tendrá que someterse a un auténtico gang bang sin vaselina, donde cada uno de esos enanitos irá pasando por turno, mientras Oriol Junqueras y Pablo Pablemos ponen la música.
¿Y Mariano? ¿Qué ha pasado con Mariano? El hombre habría necesitado un par de semanas más de campaña, donde sucesivos adolescentes exaltados le fueran pegando, pateando, escupiendo. Quizás incluso alguien le hubiera podido poner unas banderillas. Así habría podido arañar un milloncito más de votos por compasión: pobre hombre, qué castañazos que le meten, vamos a votarle, que lo van a reventar. La victoria del candidato guiñapo.
En cuanto a Rivera, puede pasar que acabe como la hermosa Arrimadas en Cataluña: en la hermosa insignificancia, la pulcra y muy fotogénica insignificancia. En una burlona simetría del destino, también Artur Mas verá a su gente en Madrid pintar poco o nada. Podrán dedicarse a la vida rumiante en los salones del Palace y no molestar demasiado.
No se abre un tiempo interesante: se abre una época que va a ser un auténtico coñazo. Las pocas diversiones nos las van a dar Gabriel Rufián (el candidato de celofán que ERC encontró detrás de un mostrador, muchachito inepto, inservible, carne de McDonalds) y los héroes de Izquierda Unida, que siguen diciendo que representan a la “mayoría social” después de haber rascado un lastimoso 4 por ciento.