Que no sobre de nada
Afortunadamente vivimos tiempos de dulces batacazos; de anhelos que se hacen realidad; de utopías que abandonan su estado larvario para alcanzar la máxima plenitud. En definitiva, surgen mariposas por doquier cuya sola presencia anuncia el advenimiento de tiempos mejores, de líderes que confirmarán el viejo adagio (adecuado para estados de ansiedad) que dice: ‘Otros vendrán que bueno te harán’. Que no sobre de nada, ni siquiera aquellos desde la A hasta la B.
Afortunadamente vivimos tiempos de dulces batacazos; de anhelos que se hacen realidad; de utopías que abandonan su estado larvario para alcanzar la máxima plenitud. En definitiva, surgen mariposas por doquier cuya sola presencia anuncia el advenimiento de tiempos mejores, de líderes que confirmarán el viejo adagio (adecuado para estados de ansiedad) que dice: ‘Otros vendrán que bueno te harán’. Que no sobre de nada, ni siquiera aquellos desde la A hasta la B.
Soy consciente (aunque existan dudas) que como español de este ‘país’ seré testigo de acontecimientos que, fruto del resultado electoral del pasado 20 de diciembre, dejarán su impronta en la memoria colectiva hasta el punto de que una nueva hornada de politólogos y encuestadores verán surgir una primavera en plena calima invernal. Tengo claro que esta nación de naciones plurinacionales en sentido inclusivo, sabrá responder a las demandas ciudadanas por encima de intereses espurios y de nepotismos decimonónicos. Sé que la suma de muchos multiplicada por los procesos históricos de los que España nunca pudo disfrutar (revolución industrial o dar el final que la Guerra Civil se merecía) catapultarán a esta vieja nación (o Estado) a un tiempo nuevo o renacimiento de clase mediante.
Como sea que es probable que las arduas negociaciones que se avecinan entre las diversas fuerzas políticas aumenten las desavenencias con los inmovilistas y aquellos que aspiran a quedarse quietos desde una perspectiva dinámica, lo mejor que se me ocurre para aliviar tanta tensión no es otra cosa que reclamar altura de miras. Exigirles que sólo tengan en cuenta el bien común, tanto de quienes les dieron su apoyo en las urnas, como de aquellos que tras unos pocos días, se arrepienten de haberse creído que las sirenas cantan. Desde la A hasta la Z.