El belén en un tanque
Podría parecer irrespetuoso, o al menos extravagante, pero resulta tierno y conmovedor. Las boinas azules italianas en misión pacificadora han colocado un belén sobre un carro de combate, convenientemente camuflado, para celebrar la Navidad. La paradójica escena recuerda la de la “revolución de los claveles” en Portugal. Tiene lugar ahora en el territorio del Líbano, una de las raíces de la cultura occidental, por mucho que nos parezca Oriente Medio. Fue en la región un pequeño país como un oasis de convivencia de las tres religiones del Libro. Ahora es un campo de Agramante.
Podría parecer irrespetuoso, o al menos extravagante, pero resulta tierno y conmovedor. Las boinas azules italianas en misión pacificadora han colocado un belén sobre un carro de combate, convenientemente camuflado, para celebrar la Navidad. La paradójica escena recuerda la de la “revolución de los claveles” en Portugal. Tiene lugar ahora en el territorio del Líbano, una de las raíces de la cultura occidental, por mucho que nos parezca Oriente Medio. Fue en la región un pequeño país como un oasis de convivencia de las tres religiones del Libro. Ahora es un campo de Agramante.
La tradición del belén se muestra resueltamente napolitana y, por continuidad, española. Ahora en nuestro país corren vientos secularizadores que tratan de desmantelar los belenes en los espacios públicos. Creo que es una reacción de algunos ediles progresistas, ignaros o malintencionados, llamada al fracaso. La representación escultórica de la Navidad no es una cuestión de dogma sino de tradición cultural. Puede que en su día se alzara contra la iconoclastia protestante, pero hoy tiene una significación tradicional. En España representa un rito más de las Navidades, que se dice en plural para dar a entender su sentido festivo.
Tampoco cabe argüir que el belén cede ante el árbol navideño o los renos de Santa Claus. Aunque pueda parecer extraño, tales símbolos exóticos son también parte de la tradición cristiana, en definitiva, europea. Los niños españoles han entendido muy bien el sincretismo. Piden regalos a Papá Noél y también a los Reyes Magos. Naturalmente, los comerciantes se adhieren encantados ante el doblete.
La paradoja más triste es que en la ciudad de Belén israelíes y palestinos anden a tiros y a cuchilladas. Acaso habría que llevar también a ella las boinas azules de las Naciones Unidas.