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Podemos, las mareas y los mareos

Al final lo que sucede es que la mitad de los votos que asignan a Podemos los recuentos de brocha gorda provienen de sus alianzas gallegas, vascas, catalanas y valencianas. Es decir, alianzas costeras, es decir, nacionalistas, porque en España sólo hay nacionalismos allí donde hay mar. Esta relación entre periferia playera y separatismo debería ser estudiada por personas que tuvieran más tiempo y talento que este cronista, superado desde hace tiempo por las circunstancias.

Opinión
  • Filósofo mallorquí­n recalcitrante & taoí­sta lebowskiano. Sus últimos libros son ""Cómo apedrear a un escritor de éxito"" y ""Voladura controlada"" (Ed. Sloper).

Al final lo que sucede es que la mitad de los votos que asignan a Podemos los recuentos de brocha gorda provienen de sus alianzas gallegas, vascas, catalanas y valencianas. Es decir, alianzas costeras, es decir, nacionalistas, porque en España sólo hay nacionalismos allí donde hay mar. Esta relación entre periferia playera y separatismo debería ser estudiada por personas que tuvieran más tiempo y talento que este cronista, superado desde hace tiempo por las circunstancias.

¿En qué se ha notado la irrupción de Podemos desde las municipales y autonómicas de mayo? Los votos violetas han servido básicamente para dos cosas:
– apuntalar al PSOE allí donde no se descalabraba del todo, como esos familiares que no se deciden a retirar el soporte vital a un enfermo en muerte cerebral.
– desbancar al PSOE allí donde se descalabraba de forma irresoluble, para sustituirlo por libres bandadas de Kichis y Patxis, armados con mochilas, bocadillos de salchichón y una retórica de 4º de la ESO.

Ahora la gran obra podemita va a tener por fin alcance nacional. Cada partidito separatista, estelado y bocinero, cada diminuto tumulto asambleario de Castellón o Pontevedra, podrá subirse a la Gran Carroza de la Nueva Política y derramar las lentejas su puchero identitario sobre los sufridos hombros de las instituciones. La izquierda nunca aprendió que el nacionalismo es totalitario: esta Nueva Izquierda sigue pensando que es chachi guay hablar de identidades colectivas, inmersiones lingüísticas y derechos de los territorios. Lo que tarden en aprender la lección marcará el calendario del estropicio que nos espera.

Mientras tanto, Mariano ha pasado a la acción: su primera medida después del 20-D fue tomarse diez días de vacaciones. Este hombre se hace querer, el muy bribón.