El peligro yihadista

La foto de Jesús Blasco de Avellaneda, sagaz y meritorio reportero, nos muestra rostros ocultos de mujeres. Una musulmana presuntamente yihadista cubierta por un burka y dos mujeres funcionarias de Policía. La primera se cubre entera siguiendo una costumbre humillante para la mujer, por más que algunas de quienes lo portan lo defiendan como una costumbre o una tradición. Las otras dos lo ocultan para preservar su identidad y poder seguir siendo operativas en la lucha contra el terrorismo.

Interior informa del éxito de la campaña «Stop radicalismos». Un 49% de los 600 avisos desde que hace un mes se iniciara, han sido del interés para el trabajo policial. Me felicito por ello. Por más que la colaboración ciudadana deba ser administrada por profesionales con experiencia y celo, porque genera errores que en ocasiones han sido fatales.

La Policía ha puesto al servicio de esta línea de investigación una página web, una aplicación de móvil y un teléfono gratuito. Se trata, en el siglo XXI, de una herramienta clave en la lucha contra la delincuencia. Sí. Y administrada adecuadamente da sus frutos. El peligro yihadista es real, serio, grave y latente. Tres compatriotas no van a poder celebrar nada estos días porque están secuestrados por el Daesh. Debemos defendernos de este enemigo feroz que dispone de medios importantísimos en la guerra que nos tienen declarada. Pero el éxito de este combate es siempre hacerlo desde la legalidad. En España lo hemos demostrado hasta la fecha, pese a los múltiples errores y lagunas de algunas investigaciones. Debemos seguir por este camino. Utilizando todos los medios legales. Siempre. Sin excepción. A mayor peligro yihadista más democracia, lo cual no supone no adecuar los medios legales de la lucha a la realidad del peligro.