Fanáticos de recambio
Si usted tiene la sensación de que a estos independentistas los fabrican como longanizas, no anda muy errado. Hay una industria dedicada ello (y muy cara, por cierto) llamada educación pública catalana. En treinta años de furor silencioso ha inundado el país de tipos mentalmente clonados, desde el Pirineo de Lérida hasta el delta del Ebro, como piezas de Lego reemplazables. Recitan el argumentario nacionalista con empalagosa exactitud sonambular y sincero convencimiento, pues para ellos el “clam de la terra” es como el aire que respiran.
Si usted tiene la sensación de que a estos independentistas los fabrican como longanizas, no anda muy errado. Hay una industria dedicada ello (y muy cara, por cierto) llamada educación pública catalana. En treinta años de furor silencioso ha inundado el país de tipos mentalmente clonados, desde el Pirineo de Lérida hasta el delta del Ebro, como piezas de Lego reemplazables. Recitan el argumentario nacionalista con empalagosa exactitud sonambular y sincero convencimiento, pues para ellos el “clam de la terra” es como el aire que respiran.
Piezas de recambio: ahora se ha roto el Delfín y viene el Alcalde Despeinado (nótese que la estética capilar de Puigdemont le acerca de forma desconcertante a la furgoneta de Scooby Doo) pero en realidad da lo mismo. El engranaje está en marcha y un eslabón sustituye a otro. La hermosa Arrimadas acertó con su juego de palabras, llamando al nuevo President “Mas de lo mismo”. Los únicos divertidos (por silvestres y cabezotas y adocenados) eran los chicos de la CUP, con sus megáfonos y sus flequillos batasunos, y ahora han sido metabolizados por el Leviatán del “Procés”.
La cosa pinta mal, a nivel nacional, porque Pablemos ha abrazado a todos los grupitos nacionalistas que ha conseguido encontrar, llevado por el tic progre de que si alguien se llava mal con el PP es que ese alguien ha de ser forzosamente guay. De modo que (como que Pedro y Mariano no se entenderán) tendremos cinco meses de Mariano en funciones, que viene a ser como Mariano en calzones (Mariano en zapatillas, Mariano en modo siesta), lo que equivale a tener como defensor del estado de Derecho a una galleta maría.
Vienen curvas.