Presumir de padre

Uff…Ya iba siendo hora de leer una buena noticia. Scott se ha dedicado a cultivar una flor en una estación espacial, que va a 27.600 kilómetros por hora… ¡Y lo ha conseguido!

Mientras tanto, otros dos astronautas salían al exterior (están a 400 kilómetros de altura) a arreglar un chisme que se había estropeado.

Los tres han hecho cosas importantes. Al volver a casa, los hijos de los que salieron dirán: «mi papá paseó por el espacio». Y los de Scott dirán, quizá un poco avergonzados: «el mío cultivó una flor».

Por supuesto, arreglar lo estropeado es fundamental, pero hoy me hace más ilusión lo de la flor. Tiene consecuencias prácticas, porque dicen que tiene relación con la alimentación de los que vayan por allí. Que ya han producido lechugas y están intentando obtener tomates. Es posible que esta flor se pueda comer. (Cerca de mi casa hay un restaurante que sirve unas flores riquísimas). Pero prefiero pensar en que esa flor, y otras, podrán ponerse en las estaciones espaciales, haciendo que allí se esté «como en casa».

Si eso es así, los hijos de Scott podrán presumir de que «papá hizo que los astronautas echasen menos en falta el calor de hogar».

Y estoy seguro de que eso, a esa velocidad y a esa altura, con el peligro añadido de que se estropee algo y haya que salir a arreglarlo, se agradece.