THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

La yihad y la captación

La foto de Gonzalo Fuentes impacta. Una zona chabolista como son todas, viviendas de chapa hacinadas, y unos gendarmes en plena operación, de noche. En el centro, el halo de luz bajo el que revisan documentos, quizá terminado ya el operativo.

Opinión
Comentarios
La yihad y la captación

La foto de Gonzalo Fuentes impacta. Una zona chabolista como son todas, viviendas de chapa hacinadas, y unos gendarmes en plena operación, de noche. En el centro, el halo de luz bajo el que revisan documentos, quizá terminado ya el operativo.

Dice el Ministerio de Interior francés que la pobreza y la miseria lanzan a cientos de jóvenes a enrolarse en proyectos terroristas. En Francia crece la radicalización en los suburbios. Y en otros países también, claro. Consideran que la tentación crece entre adolescentes y mujeres. Y que la religión les lleva a la violencia. Y el número de yihadistas se ha multiplicado entre las matanzas de enero y noviembre de 2015.

Hablo con especialistas de información y me explican que la cosa tiene matices. El Daesh y sus filiales dominan la propaganda y la captación. Dedican muchos recursos a ello, y lo hacen bien. Saben a donde dirigirse cuando necesitan reforzar la cantera asesina. Psicólogos de cuajo tienen definido el perfil más proclive a dejarse querer.

Y la mayoría, por sorpresa para muchos, no ha tenido contacto alguno con la religión. Son jóvenes desarraigados, introvertidos, violentos, desubicados, que en el mismo acto se incorporan a la religión y al terrorismo. Encuentran en el grupo, en la pertenencia a la banda, protección. Y la religión les da un sentido para la vida. Y encauzan su carácter violento en el yihadismo como podrían haberlo dirigido a otros grupos fanáticos de otros ámbitos, de la política, o el deporte, o la delincuencia común. Y además reciben una contraprestación económica que les permite tener lo que no tenían.

Una vez integrados en el grupo, son obedientes, sienten agradecimiento, y no tienen nada que perder, solo que ganar. Están dispuestos a todo y asumen el mandato moral y político en pos de una guerra para ellos santa, a la que entregan su vida.

Combatir a este enemigo no es sencillo. Requiere talento, inteligencia en todos los sentidos, paciencia, recursos y coraje. Esta no es una guerra del Siglo XIX, ni del XX. Pero es una guerra. Se mezclan, como en tantas otras, la política y la religión. Juntas han hecho mucho daño. Y nos queda mucho por ver.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D