Un ministerio para la felicidad
Leo la noticia que los Emiratos Árabes Unidos ha decidido crear un ministerio para la Felicidad y otro para la Tolerancia. ¿He leído bien? Froto mis ojos y vuelvo a leer. Me extraña la noticia, no sé si más por la parte de empaquetar y etiquetar la Felicidad para que se ajuste al formato de un ministerio, o por los artífices de la feliz idea, nunca mejor dicho.
Leo la noticia que los Emiratos Árabes Unidos ha decidido crear un ministerio para la Felicidad y otro para la Tolerancia. ¿He leído bien? Froto mis ojos y vuelvo a leer. Me extraña la noticia, no sé si más por la parte de empaquetar y etiquetar la Felicidad para que se ajuste al formato de un ministerio, o por los artífices de la feliz idea, nunca mejor dicho.
Al pensar en la felicidad, en términos mensurables y oficiales, dos nombres me vienen a la cabeza: Bután y Matthieu Ricard. El primero es un país asiático próximo al Himalaya que mide su riqueza en felicidad, ya que su PIB se expresa en Felicidad Nacional Bruta. En cuanto a Matthieu Ricard, un monje budista de origen francés, fue declarado el hombre más feliz del mundo en 2007, tras ser sometido a unas pruebas científicas con 256 electrodos conectados a su cráneo. Sus emociones positivas eran superiores hasta el punto de superar la escala de beatitud hasta entonces establecida para un ser humano.
Bien, entonces uno se pregunta. Si alguien sabe de felicidad, sin lugar a dudas será un habitante de Bután o el “buenérrimo” Dr. Ricard – que además de feliz, es doctor en Biología Molecular-, pero resulta que a la hora de fundar un ministerio, ni este hombre de bien será el primer ministro, ni Bután el país a la cabeza para velar por su mayor bien nacional. Será en los Emiratos Árabes, donde cientos de mujeres son encarceladas cada año por mantener sexo fuera del matrimonio. ¿Será acaso la primera decisión declarar el sexo una práctica causante de infelicidad? Lo siguiente que uno se pregunta, es si esa Felicidad será tan equitativa por géneros como lo es en otros aspectos sociales. ¿Habrá una Felicidad y una Tolerancia igual para hombres que para mujeres? Es entonces cuando buscamos en San Google buscando algún otro Ministerio de la Felicidad, para poder hacernos una idea. Estamos de suerte: hay otro ministerio por y para felices que sirva de referente, creado en el 2013. En concreto, el “Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo”. Está en Venezuela, y lo propuso Nicolás Maduro en honor al desaparecido Chávez.
No sé ustedes, pero a mí me da que etiquetar los cánones de felicidad en un ministerio no es una buena idea. Ya no me gustaba esta presión social para ser felices sí o sí desde tanto manual de psicología positiva. Tampoco me parece que los venezolanos, cuando aparecen en contadas noticias internacionales irradien ese brillo facial que sólo da la Suprema Felicidad Social. En realidad, pensaría que son más felices en Andorra, pero allí no tienen ministerios de Felicidad ni Tolerancia. Igual estoy equivocada… Una, que es malpensada.