THE OBJECTIVE
Alfonso Donnay

Ya no quedan secretos

Pues sí señor: Einstein ya lo predijo hace 100 años cuando desarrolló su teoría de la Relatividad. Las ondas gravitacionales están ahí al lado y por fin las podemos escuchar. Se nos cuenta, que este descubrimiento permitirá investigar sobre las zonas oscuras del cosmos, hasta ahora vedadas a la ciencia. Las ondas gravitacionales son el resultado de los mayores cataclismos del universo, por ejemplo la explosión de una superestrella o la colisión de dos agujeros negros e incluso nos podrían contar lo que paso en el milisegundo siguiente al Bing-Bang.

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Ya no quedan secretos

Pues sí señor: Einstein ya lo predijo hace 100 años cuando desarrolló su teoría de la Relatividad. Las ondas gravitacionales están ahí al lado y por fin las podemos escuchar. Se nos cuenta, que este descubrimiento permitirá investigar sobre las zonas oscuras del cosmos, hasta ahora vedadas a la ciencia. Las ondas gravitacionales son el resultado de los mayores cataclismos del universo, por ejemplo la explosión de una superestrella o la colisión de dos agujeros negros e incluso nos podrían contar lo que paso en el milisegundo siguiente al Bing-Bang.

Esto, para uno de letras como yo, resulta muy complicado. De la Teoría de la Relatividad, solo me acuerdo de la famosa formula E= mc2 , formula que nunca entendí, para que podía servir. Ahora igual, tampoco.

Gracias a estas ondas gravitacionales, parece que podremos entender un siglo después de Einstein y gracias al sonido que emitieron, los fenómenos más desconocidos del universo.

Dentro de unos cientos de miles de años, es posible que nuestros descendientes y los de otros mundos, puedan conocer lo que ocurrió en este mundo nuestro.

Se podrán escuchar el crujir de las almas quemadas en la hoguera por la Inquisición, los gemidos de los campos de extermino nazis, los lamentos posteriores a las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, los quejidos de los muertos en todas las guerras que en el mundo han sido, los lloros de los niños que mueren de hambre, los gritos contra las violaciones y la pederastia, el gotear de las lágrimas de Gaza, el clamor de los refugiados que llegan a Europa desde Siria e Irak, etc. Habrá tantas ondas gravitacionales, que la lista será interminable.

¿Y que dirán de España? De España, también se escucharán, el llanto de los desahuciados y parados, los sollozos de los fusilados en las cunetas y los alaridos de los corruptos, que se lamentarán porque se les acabó el chollo. Se oirán las lamentaciones de Rita Barbera, de Urdangarín y de la infanta, así como los suspiros de Rajoy y de Esperanza Aguirre, obligados a retirarse de la política.

Pero un buen día, llegará la onda gravitacional de la alegría. Será la señal de que la humanidad consiguió por fin, alcanzar la cordura y la felicidad. Así sea.

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