Morirse en el Reino Unido
Se murió el quinto Beatle. Según me dice un entendido, era el que traducía en música los genialidades de Lennon y McCartney.
Se murió el quinto Beatle. Según me dice un entendido, era el que traducía en música los genialidades de Lennon y McCartney.
Ringo Starr ha dicho: “que Dios bendiga a George Martin».
Si George Martin se hubiera muerto en España, habríamos expresado nuestra sólidaridad (con acento en la «só»), nuestro cordial y sincero pésame a su familia y otras cosas similares. Nadie habría deseado que Dios le bendijera. Nadie habría dicho que rezaba por él. Desde que somos modernos (y modernas, claro está), no rezamos por nadie.
Me quiero morir en el Reino Unido, o, por lo menos, como supongo que me moriré en España, quiero que pongan una esquela en el Daily Mail para que algún británico rece por mí; porque si me fío de los españoles (y de las españolas, claro está), por mí no va a rezar ni su padre (y tampoco su madre, claro está) y me voy a llenar de sólidaridad (con acento en la «só») y de sinceros y cordiales sentimientos, que no me van a servir de nada en el Juicio Final.
Ya les he dicho a mis hijos: si no podéis llevarme a morir a Gran Bretaña porque será un lío, poned una esquela en el Daily Mail, que así alguien rezará por mí.
Porque si esperáis a que alguien lo haga en España, «vais daos», como dicen en mi tierra.