Messi, su papá, Hacienda y la afición
Fantástica foto de Alberto Estévez. Leo Messi en el banquillo de los acusados, junto a su padre, al que se parece mucho, una botella de agua a mano para pasar el mal trago y la mirada fija en el Tribunal, aunque la del progenitor parece más perdida. Había gran expectación en la Audiencia de Barcelona. Los peritos fueron contundentes en la explicación prolija sobre la estructura fraudulenta de las sociedades del futbolista. Fueron duros al afirmar que Leo estaba al tanto de todo, aunque la estrella del Barça dijo con cara de yo no fui: “Me fié de mi papá”.
Fantástica foto de Alberto Estévez. Leo Messi en el banquillo de los acusados, junto a su padre, al que se parece mucho, una botella de agua a mano para pasar el mal trago y la mirada fija en el Tribunal, aunque la del progenitor parece más perdida. Había gran expectación en la Audiencia de Barcelona. Los peritos fueron contundentes en la explicación prolija sobre la estructura fraudulenta de las sociedades del futbolista. Fueron duros al afirmar que Leo estaba al tanto de todo, aunque la estrella del Barça dijo con cara de yo no fui: “Me fié de mi papá”.
La acusación contra Messi y su padre es de tres delitos fiscales por defraudar 4,1 millones de euros al ocultar los ingresos del jugador derivados de sus derechos de imagen en las declaraciones de IRPF de 2007, 2008 y 2009, por los que les piden 22 meses de prisión a cada uno.
Es normal que Messi se fie de su papá. Nada que decir al respecto. De ahí a que no se enterara de nada hay un paso, y en él se mezclan la confianza con la falta de diligencia. Pero lo más asombroso es la indulgencia de la afición con las estrellas del fútbol que delinquen. A Messi le ovacionaron en fase de instrucción un día que fue a declarar al Juzgado de Gavá, donde reside. Y nadie le afea su conducta en ningún lado. A Mascherano, convicto y confeso, tampoco. A Neymar ni te cuento. En la otra orilla, Benzema es un habitual de los Juzgados de España y Francia por su mala relación con el volante y por su malas compañías, James huye de la Policía y le prestan ayuda en su huida en el Club. Una de las estrellas goleadoras del Betis, Rubén Castro, afronta un proceso por malos tratos. Y muchos más. Y la afición les vitorea.
Me pregunto si en el comportamiento de estos futbolistas incurrieran políticos de PP,PSOE, Podemos, IU o Ciudadanos lo que les dirían por la calle. Y se lo imaginan. Ladrones, estafadores, delincuentes, eso lo más fino. Y les harían escraches. Y les acosarían con pancartas. Pero estos, los futbolistas tienen bula de la peña. Los mismos que acribillan a los políticos aplauden a los peloteros y les trae al pairo lo que hayan hecho con tal de que gane su equipo. Eso se llama fanatismo ciego, y no me gusta nada. Allá Messi y su papá con Hacienda y el juez. Pero yo condeno a la afición que mira hacia otro lado. Me quedo con Hiddink, que dio ejemplo moral. Pero esa es otra historia.