Marcianos y marcianadas

Me ha llamado la atención la foto de Jim Urquhart, y me ha guiado al texto. Resulta que la NASA está motivando al personal para que se apunte a un viaje a Marte. La cosa tiene su atractivo. Entras en la web y el título que pretende captarte es directo y claro, como debe ser: “sé un marciano”. Dicen que el próximo objetivo de los humanos como especie será conquistar otros planetas. Y por eso un grupo de artistas colaboran con la NASA para crear carteles, con una estética basada en la propaganda de la segunda Guerra Mundial, para captar a posibles viajeros. La guinda está en que te advierten que el viaje no tendrá retorno. Como le leen. Guaaaaaaaaau. Esto es lo que mola.

He reflexionado mucho sobre el asunto. Incluso he tratado de encontrar el precio de los billetes. Porque has de pagar. No te pagan a ti o a tus descendientes. Pagas tú para el viaje definitivo. Sin retorno. Me pone. Está el patio como para apuntarse. Si saliera algún cohete en los próximos días pedía un crédito y me registraba urgentemente. Me lo imagino. Adiós a este planeta autodestructivo, indolente, corrupto, sucio, insolidario, inmensamente pobre en su riqueza exuberante, violento, inculto. Adios a este país tedioso, desesperante, plomizo, en el que las expectativas son a peor.

Un viaje a Marte sin retorno. Cada segundo que pasa me atrae más. Lo que me queda de vida rodeado de marcianos de verdad, adiós a los marcianos que pueblan nuestro planeta tierra. Hola a los marcianos auténticos. Descubrir nuevos mundos, vivir nuevas experiencias, hacer nuevos amigos bien diferentes. Reportajear otro planeta, porque eso sí, yo este oficio no lo dejo ni en Marte. Sí, creo que me voy a apuntar. Siempre me ha gustado lo verdadero, y puestos a vivir entre marcianos, prefiero los de verdad, no los de pacotilla que nos rodean. La verdad es que siempre soñé con un viaje sin retorno. No sabía a donde. Ahora ya lo sé. Y no es una marcianada.