Los hijos que no nos atrevemos a tener
El gato Larry vive muy bien en el 10 de Downing Street y la nueva primera ministra Theresa May lo mantendrá en el “cargo”. Pienso en todos los otros Larrys, felinos y caninos, que conviven con nosotros. El ser humano, social, necesita cuidar de alguien y estos animales domésticos funcionan como un sucedáneo, aminorando ese instinto primario de ser madre. Se trata de un compromiso low cost, acorde con los tiempos que corren.
El gato Larry vive muy bien en el 10 de Downing Street y la nueva primera ministra Theresa May lo mantendrá en el “cargo”. Pienso en todos los otros Larrys, felinos y caninos, que conviven con nosotros. El ser humano, social, necesita cuidar de alguien y estos animales domésticos funcionan como un sucedáneo, aminorando ese instinto primario de ser madre. Se trata de un compromiso low cost, acorde con los tiempos que corren.
En Madrid ya se puede ir en metro con el perro. Pronto tendremos que ceder el asiento ante las “perritas embarazadas”, como explicaba Jorge Bustos en un irónico y genial artículo en El Mundo. Igualdad entre los que gritan y berrean; aún no para las zanahorias y las plantas. Menos aún para los organismos modificados genéticamente. Me explicaba el bioquímico J.M.Mulet que los gatos han causado más problemas para la biodiversidad que los transgénicos, y que estos últimos sí que representarían una avance contra la hambruna para nuestros iguales en África. Pero, que nadie nos critique a los gatos, que por mi gato, mato.