THE OBJECTIVE
Pilar Marcos

El Postulante tiene un Plan

El Postulante Perfectamente Prescindible tiene un Plan. ¿Conocemos su Plan? No. Conocemos su rimbombante afición a encadenar frases tan solemnes como huecas, tan ambiguas como frentistas. Y conocemos su trayectoria de chico de Madrid que ha hecho una meteórica carrera en el aparato de su partido con decisiones tan inclementes sobre los pobres resultados electorales de sus adversarios internos como ilustrativas de sus preferencias ante los pobres resultados electorales propios.

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El Postulante tiene un Plan

El Postulante Perfectamente Prescindible tiene un Plan. ¿Conocemos su Plan? No. Conocemos su rimbombante afición a encadenar frases tan solemnes como huecas, tan ambiguas como frentistas. Y conocemos su trayectoria de chico de Madrid que ha hecho una meteórica carrera en el aparato de su partido con decisiones tan inclementes sobre los pobres resultados electorales de sus adversarios internos como ilustrativas de sus preferencias ante los pobres resultados electorales propios.

Pongamos que hablo de Madrid. Sólo en el País Vasco, en Navarra y en Cataluña, el partido del Postulante tuvo peor resultado electoral del que cosechó él, como Líder Perfectamente Prescindible, en Madrid. Es todo un récord sólo superado, en la capital de España, por sus adversarios internos en lo que en tiempos fue la pacífica FSM. Porque el récord del 17,8% de los votos que el Postulante logró en Madrid el 20 de diciembre y el 19,6% que obtuvo el 26 de junio sólo ha sido superado, en su partido, por el 15,2% de Antonio Miguel Carmona el 25 de mayo de 2015. Y no son ésos los porcentajes de voto habituales de su partido en Madrid: aquel mismo 25 de mayo, Ángel Gabilondo llevó el voto socialista a un 25,4%.

Y en Madrid (donde el mar no se puede concebir), la reacción del Líder Perfectamente Prescindible ante el mal resultado electoral del principal alfil de un tal Tomás Gómez fue quitarlo de en medio de un manotazo. Y, ¡ojo, porque esto es lo más relevante!, entregar gratis los votos y concejales que los madrileños habían dado a su centenario partido a la amalgama podemita que pugna por arrebatarle no sólo la hegemonía sino, sobre todo, el afecto del votante de izquierdas. Esa entrega gratuita, que no sólo se produjo en Madrid, se cocinó aquí con todos los ingredientes del “no es no” al PP que hemos visto después: porque la siempre muy criticada Esperanza Aguirre llegó a ofrecer a los socialistas lo que los socialistas regalaron a Podemos con el propósito de que Madrid no acabara en manos de la alegre muchachada de Pablo Iglesias y su emérita exjueza. Pues ¡No es No!, porque ese mal absoluto que doña Esperanza ve en el movimiento populista de don Pablo, don Pedro lo ve en el partido de don Mariano. Por eso su bloqueo al PP es tan contumaz como flexible su asunción de una agenda plagada de lo que en tiempos fueron líneas rojas para cualquier constitucionalista: y así Otegi ya ha cumplido con la Justicia (dice doña Meritxel) y el País Vasco es una nación (pretende el PSE) y todas las amenazas rupturistas de los secesionistas catalanes responden a que el PP es una fábrica de independentistas (razona el bailón de don Miquel)…

Será en Madrid (¿en este largo verano en el que el sol es una estufa de butano o, más bien, cuando el sol pase el testigo a la estufa de butano?) donde el Postulante explicitará su Plan para que “el PSOE sea parte de la solución”; todo con “mucha generosidad” y aún más “altura de miras”. Pero, fundamentalmente, todo con su “no es no” al PP, que el Postulante ha encarnado en un “no es no” a Rajoy, en justiciera venganza porque fue en Madrid donde el gallego duplica los votos que él cosechó. Y es que, en Madrid, el deseo viaja en ascensores y las estrellas se olvidan de salir…

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